Las revistas científicas, económicas, rosas y amarillas se apresuran a pronosticar sucesos y hechos futuribles para este 2017. Aunque todos los años se aventuran expectativas, miedos y esperanzas, debo reconocer que este año parece a priori un año muy especial, o al menos determinante, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras a nivel político.

Empecemos por lo más cercano, España. Aunque ya nadie se acuerda de que estuvimos a punto de unas terceras elecciones, hoy estamos más cerca que nunca de ello. Las divisiones internas de PSOE, Podemos y la afrenta separatista no auguran una mayoría suficiente para sacar adelante los presupuestos generales.

Si eso ocurriera, el PP tendría la opción de celebrar nuevos comicios, en un momento que pareciera idóneo políticamente, por la debilidad de los rivales. Para que me entiendan, ni así se la ponían a Fernando VII. Esperemos que prime la cordura y el interés general al particular. Aun así, si los presupuestos salieran adelanten, el reto soberanista, por sí solo, ya sería un hecho determinante.

Por otro lado, como buena premonición, espero que por fin alcancemos el deseado pacto educativo, que pareciera punto común en todas las formaciones.

Pero el 2017 es más que España. Fuera de nuestras fronteras la primera preocupación es la continuidad de Europa y por tanto del euro.

El brexit británico y las próximas elecciones en varios países determinantes pueden alterar el mapa político, social y económico que conocemos.

Más lejos, la incertidumbre por el Gobierno Trump, que pese a quien pese, afecta al resto del mundo, nos invita a mirar al continente americano sobre todo con inquietud y recelo, como ejemplo, la Ford ya ha abandonado México, señal muy significativa.

Qué decir del terrorismo internacional, absurdo, cruel, infame, indiscriminado, abominable y despreciable sin visos de solución política a corto plazo y que nos hará poner la televisión con miedo todos los días del año.

En fin, el año que entra será el año de la política. Hemos pasado de estar pendientes de estaciones, cielos y cosechas, señales del futuro más cercano, a estar pendientes de quién se sienta en un sillón y manejará nuestras vidas... si fueran nuestras.

* Maestro