Hay cosas en la prensa todavía más terroríficas, pintorescas o despiparrantes que los tuits del nuevo jefe de los Mossos, caballero cuya personalidad queda muy bien reflejada en las redes.

Por ejemplo, titulares alejados de la política y relacionados con la salud y el deporte. Y ahora en verano, cuando reverdece el culto al cuerpo abandonado al que toca exhibir, descubrimos por qué tener un culo duro le puede cambiar a una --la imagen es de unos glúteos femeninos-- la vida.

No estudiar una carrera, conseguir el trabajo deseado o tener que emigrar por no lograrlo, no, sino esa simple pero difícil coyuntura anatómica. En verdad pasmoso.

Otras noticias desmontan la falsa creencia de que el amargo y sabroso café impide dormir, provoca taquicardias y sube la tensión. Pues resulta que tres tazas al día alargan la vida. Y para seguir destrozando mitos, algunos edulcorantes engordan.

Lo malo es que, si no hay verdad cierta e inmutable, salvo la de una futura y divina patria catalana, cómo vamos a creernos que la quintaesencia de lo saludable está en ingerir a todo pasto semillas de lino, chía y esa cosa de nombre hermosísimo que es el trigo sarraceno.

Ni en la lengua española nos permite la Real Academia, institución que dejó hace tiempo de limpiar, fijar y dar esplendor, creer a ciencia cierta. Sino que ahora escandaliza a algunos y satisface a otros admitiendo iros como imperativo, pues es lo que dice la gente, y en el lenguaje, sistema mucho más democrático que cualquier asamblea de Podemos, no tiene razón el que la tiene sino el que la impone. Además, carecería de sentido alguno que la prestigiosa casa mantuviera sus normas e imposiciones, en un momento en que hasta el título de ESO se va a obtener con menos de cinco y con dos asignaturas suspensas.

Así que, jubilosos todos por la libertad reinante, --salvo en tierras catalanas-- solo nos resta esperar el momento en que se admita también dijon o tuvon, formas del indefinido muy proferidas por determinados extremeños y que no se alcanza a comprender por qué van a ser menos.