LA POSMODERNIDAD

El patriarcado

María Francisca Ruano

Cáceres

En qué se basa, ya queda todo dicho y hecho y mostrado y el territorio al que se está sometido patriarcalmente, las dudas ya sobran también. Los resultados tampoco pueden ser indefinidos y opacos.

Jefe, cabeza, sabio, venerable, anciano, varón nutricio. ¿Cuántos siglos con el patriarca y el patriarcado a cuestas? ¿Cuántos de ellos fueron asesinados, degollados, disparados, perseguidos, castigados, ofendidos y humillados? Como no hay contabilidad efectiva, veraz, cifras, son sus víctimas las que tienen numeración, nombre y noticia necrológica. Los patriarcas, en la sociedad actual, o están suicidándose o se les encarcela, ficha, denuncia, aleja, juzga, hospitaliza psiquiátricamente y, por consecuencia, no tienen más remedio que vivir solos, a solas, solidariamente, sin para, dispar, desamparados.

Nosotras, poliédrica soledad con solera, sed de satisfacciones, sojuzgadas por seudopresencias silenciosas con sordina, puliendo la posmodernidad.

YA INNECESARIA

La ley mordaza

Eusebio Fresnillo Ortiz

Madrid

Algunos aún protestan; pero, en realidad, la ley mordaza es ya innecesaria. La frecuencia de manifestaciones han disminuido hasta casi la mitad; y el número de asistentes, aún más; como remate, el eco que tienen las protestas en los medios de difusión, como no sea para menospreciarlas, se aproxima ya muchas veces a cero. Gracias a Wert, el pueblo está siendo educado y, con la decisiva intervención de Interior, disciplinado. Sí: escarmentado, ha bastado la sombra de esa vara, antes de tener que emplearla, para que el pueblo vaya, dócil y diligente, por el buen camino.

LA HONESTIDAD

Un gesto ejemplar

Pedro Serrano

Valladolid

Que entre tantos titulares con olor a indecencia todavía se pueda encontrar alguno que haga referencia al comportamiento intachable de algunas personas, resulta muy reconfortante y esperanzador. Y no anda nuestro país sobrado de integridad y virtud, al menos a nivel de telediarios y portadas, como para dejar pasar la ocasión sin destacar aquellas noticias que nos devuelven la fe en el ser humano.

Al parecer, un nigeriano que vende pañuelos en las calles de Sevilla ha entregado a la policía una cartera que se le cayó del coche a un conductor y que contenía 3.150 euros, seis cheques por valor de 13.000 euros y diversa documentación. Sin duda, un gesto ejemplar que honra a este buen hombre que tiene todo mi respeto y admiración. ¿Cuántos pasaríamos esta prueba de honradez, si nos sometieran a ella?