Las carreteras extremeñas han vivido uno de sus fines de semana más trágicos de los que se recuerdan. En sólo tres accidentes han perdido la vida un total de 13 personas desde el viernes. Cuando la localidad de Puebla del Prior aún no había despertado del horror, de haber perdido a tres miembros de una misma familia en una colisión ocurrida en Ribera del Fresno, donde perecieron cuatro personas, la madrugada del domingo volvía a sobrecoger a los extremeños. Cuatro jóvenes de entre 18 y 19 años morían a la entrada de la localidad de Belvís de Monroy y, pocas horas después, a la altura de Mérida, un vehículo saltaba la mediana de la autovía A-5 y fue a empotrarse contra un turismo con el resultado de cinco muertos.

Los escalofriantes datos vienen a corroborar el trágico tributo que hay que pagar día tras día y al que sólo se puede hacer frente a través de campañas de información, la perfecta adecuación y continua conservación de las vías o las inversiones en materia de seguridad de los fabricantes, entre otros aspectos. Mérida, Puebla del Prior, el Campo Arañuelo o la localidad madrileña de Leganés, de donde eran naturales tres de los jóvenes fallecidos ayer en la A-5, tardarán en olvidar estos siniestros que les ha vestido de luto en una de las jornadas más negras del tráfico en la región.