No hay mal que por bien no venga. Sometido a un cuestionamiento interno permanente, que es lo que manda en estos tiempos, el PSOE regional, sobre todo en sus sectores más contrarios a las primarias en un contexto en el que se gobierna la comunidad y la principal oposición no parece recuperar mucho aliento, ha hecho de la necesidad virtud y a estas alturas todos están contentos de celebrarlas.

Porque frente al desgaste interno, la confrontación que siempre deja unas gotitas de sangre política, la actividad del partido ha seguido centrando en cierto modo la actualidad regional, sus dirigentes y entre ellos el presidente de la Junta han tenido un plus de visibilidad, y no deja de ser un gran ejercicio, con todos sus riesgos, de transparencia y autocrítica.

A estas alturas, que es ya la de la votación esta jornada de domingo, los dos candidatos alternativos al actual secretario general Guillermo Fernández Vara habrían cubierto sus primeros objetivos.

Eva Pérez ha disfrutado de un marketing elaborado, el mejor de todos o más bien el único, una campaña con sus elementos de diseño de toda contienda electoral, y ha consolidado una cierta posición política que hasta ahora no tenía, como ya dijimos, y molestó mucho a esa candidatura, al plantear que si se preguntaba quién estaba detrás era porque pocos creían inicialmente en su liderazgo.

La exconsejera de Educación ha tratado de mantener una equidistancia entre los susanistas y sanchistas, mientras que su rival Enrique Pérez, el outsider en el sentido de nuevo en esta plaza, se ha inscrito sin problemas en la lista de los representantes que Pedro Sánchez ha designado por autonomías, una franquicia que ganó en las primarias nacionales a su adversaria.

Enrique Pérez también ha salido beneficiado porque se ha dado a conocer, y aliado a su buena oratoria, aunque lastrado por corta trayectoria y quizá excesivo argumentario preestablecido, puede haber sido el que más ha ganado entre otras cosas porque no tenía nada que perder.

El que por peor carril --a la fuerza ahorcan-- entró en este túnel incierto de primarias fue Fernández Vara, venía procedente de un susanismo derrotado, pero al final se ha alegrado, y mucho, por un motivo principal: la ronda por las agrupaciones le ha valido para hablar pero sobre todo para escuchar. Ha tenido que oír de todo, sobre el partido y sobre el Gobierno autonómico, lo que le ha dado un plus de visión crítica del que sacará partido y especialmente a partir de septiembre si es que tiene que hacer cambios cara a la segunda y definitiva mitad de legislatura.

Ha sido para todos, afirman, una descomunal terapia colectiva en la que si al final le salen los planes a Fernández Vara, acabaría muy reforzado respecto a su posición inicial. Siendo indiscutido en general, habría pasado sin embargo por un escrutinio desde la base, y habría obtenido de ella una nueva legitimidad.

Y además frente a todo eso un Partido Popular que tampoco ha encontrado pie, como espectador obligado, en un escenario político en el que sigue sin vérsele a gusto; otra ganancia para Vara.

Al fin y al cabo se trataba solo de arrebatarle cuotas de poder, de darle un toque, porque la verdadera contienda estará en los congresos provinciales, con una repetición en Badajoz de la rivalidad Rafael Lemus-Ramón Díaz Farías en la que el primero partiría con ventaja porque sectores que no le apoyaron en su día ahora sí lo harán.

La temporada política se agota con el congreso socialista a finales de mes, mientras nos enteramos que en bambalinas se intenta negociar el presupuesto autonómico del próximo año. Pero la política inane que practican dos diputados habría dado por respuesta, mientras perciben eso sí sueldo público, que no, que ahora no hablan de eso, que el verano es para descansar.