La socialista Carmen Heras afronta la recta final hacia su previsible investidura como alcaldesa de Cáceres --el sábado 16 de junio-- con los deberes hechos. El jueves se hizo la foto pública que certifica su alianza con el Foro Ciudadano de Felipe Vela y está previsto que en uno o dos días a lo sumo se retrate con el candidato de IU, Santiago Pavón, para poner la guinda a un gobierno tripartito que, día a día, despierta mayor resquemor en las filas del PP. "Es legal, pero no legítimo", aseguró el viernes José María Saponi, de cuyas manifestaciones --leyendo entre líneas, eso sí-- cabe deducir lo que la mayoría de la ciudad piensa: que, con su partido en la oposición, dejará la política. "Cumpliré con mi responsabilidad hasta el día 16... La oposición la puede liderar cualquiera de los miembros de la candidatura", expresó en dos momentos de una intervención con cierto olor a despedida. En cuanto a si el tripartito es legítimo o no, está claro que sí. Así es la democracia. Es absurdo entrar en un debate estéril. Bien es cierto que una gran mayoría de ciudadanos tiende a votar en las municipales a quién quiere que sea alcalde, sin pensar en pactos postelectorales. Pero esto no le resta un ápice de legitimidad a la suma de fuerzas de tres formaciones cuyos votantes han dado un suspenso al PP. Por el bien de Cáceres, por la que tanto ha trabajado el PP, debería intentar no torpedear, incluso antes de su nacimiento, el incipiente gobierno que liderará Heras. Saponi ha prometido que, si se da el caso, el PP hará una oposición responsable. Por ahí hay que empezar. A buen seguro que los populares hallarán en la acción de gobierno del tripartito flancos que criticar con dureza y ese será su momento.