Escritor

Se han puesto de moda. Todo es ya por culpa de un virus. Aquella medicina rural y asequible, donde una gripe era una gripe y un lumbago era un aire, hoy todo eso es por culpa de un virus. Un amigo que entró en el Infanta Cristina con el corazón desbocado, a los pocos meses ha derivado en un lumbago con un extraño virus; además del virus del corazón que se le desboca encima por culpa del Bar§a, que no se sabe si es también un virus. La ceja que se le levanta a Arenas Bocanegra se está pensando también que es por un virus. ¿Y si se creara el virus para crear monjas de clausura en Mérida? Por fin estaríamos ante un virus serio y de prestigio, y no esta caterva de virus que no se sabe a qué vienen y a qué responden.

Un poco también como el virus nacionalista que le ha picado incluso a Maragall, y va a lograr que vuelva a ganar las elecciones el PP, que son también del virus nacionalista más gordo y hermoso, o sea del virus español nacionalista, el de la Victoria en el 39 y el que lleva inoculado Aznar de niño, que solo hay que verlo con el despecho que va a la Pascua Militar, como si él fuera la verdadera pascua, cuando es el que nos hace la pascua como nadie, mientras Rajoy se fuma sus seis cohíbas diarios, que no se los salta un galgo aunque haya saltado por encima del chapapote con la ayuda de las televisiones, que al final lo del Prestige ha quedado en agua de borrajas y dándole poco menos que la laureada a Fraga, que se la merece por el bien que le ha hecho siempre a la derecha en España, y por su propio virus, que es el mejor o de los mejores.

Y después está el otro virus, no menos hispánico, como el de ir liberando pueblos y naciones, que solo hay que ver al ministro de Defensa, Trillo, para darse cuenta que es un virus que se lo hemos inoculado a los mismísimos polacos, bajo cuyo mando estamos, menos los portugueses, que ellos dijeron que iban también, pero, ojo, siempre que no estuvieran bajo mando español, después de habernos vencido en Aljubarrota. Habrá más virus.