José Luis Avila es el presidente del comité de empresa de Monprint y está sufriendo tanto o más que el resto de los 85 trabajadores de la plantilla la situación de la empresa. Porque su mujer también trabaja en la planta, porque son dos sueldos, dos puestos de trabajo que peligran y tienen tres hijos.

Por eso, Avila reconoce que "hay mucha gente que está al límite y subsistiendo con ayuda de los padres". Porque les deben dos meses de trabajo y temen que a esto se sume la paga extra de Navidad. "Ya el año pasado no cobramos diciembre y no le pude regalar a mis hijos los Reyes que querían y eso te hace polvo", recuerda.

Como representante de los trabajadores, aclara que "nos interesa nuestro dinero, pero, sobre todo, mantener nuestro puesto de trabajo, esa es nuestra prioridad".

No entiende cómo se ha llegado a esta situación: "Cómo una empresa que lleva una inversión de 30 millones de euros no llega a sobrevivir ni tres años". Porque además, hace hincapié en que trabajo "había muchísimo". De hecho, afirma que tenían un cliente que fabricaba para Europa, Oriente Medio, incluso las Islas Mauricio, "invertía seis o siete millones de euros al año". También destaca a otros dos clientes, uno de una cadena de supermercados y otro de una de electrodomésticos: "Solo con esos tres había dinero de sobra", afirma.

Por eso, los trabajadores creen que "esto huele muy mal. Nosotros producíamos el doble que las plantas de Madrid y Barcelona, pero las facturas iban a nombre de Printone y encima cobrábamos la mitad. Por eso pusieron aquí la planta, porque hay mano de obra barata".

Tanto que Avila subraya que el 90% de la plantilla no llega a los mil euros de sueldo, sin contar las horas extras. Y tanto era el trabajo que tenían que "hemos tenido que trabajar doce horas seguidas, fines de semana, festivos, incluso la Navidad y Nochevieja del año pasado".

Recuerda que el declive comenzó justo entonces. Despidieron a diez trabajadores con un ERE y "empezaron a pagarnos con un mes de retraso. En verano ya nos debían dos, pero la Junta pagó y volvimos a hacer un esfuerzo. Ahora, tras anunciarse el concurso de acreedores, los clientes se han ido". De hecho, afirma que "no tenemos nada de trabajo, las máquinas están paradas. Con muchos clientes no se ha cumplido porque, al no pagar, no nos daban material".