El extrabajador de un centro de atención a personas con discapacidad de Olivenza (Badajoz) acusado de grabar a 23 compañeras desnudas o semidesnudas, con cámaras que ocultaba en los aseos, ha reconocido hoy los hechos y ha dicho que se trataba de una "conducta irrefrenable".

En el juicio que se celebra en el Juzgado de lo Penal número 2 de Badajoz, J.C.S.S. ha reconocido que utilizó una microcámara en tres aseos destinados al personal del centro, práctica que también llevó a cabo para grabar a otras personas en el ámbito familiar.

En el caso de las grabaciones en el lugar de trabajo, el acusado ha afirmado en su testimonio que, una vez obtenía las imágenes, las editaba en el ordenador del centro, donde hacía una copia en cajas encriptadas con 14 caracteres alfanuméricos, y las pasaba posteriormente a su ordenador portátil.

Todo ello fruto de una conducta "irrefrenable" sin que fuera "consciente de la gravedad" de los hechos, como ha manifestado.

Por estos hechos, grabaciones realizadas al menos entre diciembre de 2008 y diciembre de 2013, según el escrito de la Fiscalía, que pide una pena de tres años y siete meses y medio de prisión, y el pago de 22 meses de multa a razón de ocho euros.

La defensa del acusado, que ha intentado llegar a un acuerdo de conformidad sin éxito, ha afirmado que se asumen los hechos, pero que existen al menos tres atenuantes que permitirían reducir el grado de la pena a menos de dos años de prisión.

En palabras a los medios antes de iniciarse el juicio, el abogado de la defensa, Alfredo Pereira, ha dicho que estos atenuantes serían la colaboración desde un primer instante, con la aportación de todos los soportes informáticos, la reparación del daño en concepto de responsabilidad civil llevada a cabo de forma voluntaria y la situación mental del acusado en el momento de llevar a cabo las grabaciones.

Después de conocerse los hechos, en 2014, el acusado inició un tratamiento, y como afirma el informe del fiscal, el estudio del médico forense afirma que el hombre presenta alteraciones psicopatológicas encuadradas en los trastornos sexuales, más concretamente dentro del "voyeurismo".

El juicio y el testimonio del acusado han continuado a puerta cerrada, a petición de un letrado, juicio que continuará mañana y el próximo miércoles en el juzgado pacense.