Francisco Franco Franco, de 35 años y de Coria, ha sido por unos días el principal sospechoso de un atraco a mano armada que tuvo lugar a finales del año pasado contra una entidad bancaria en Santibáñez el Alto, pueblo de sus padres. Después de varios días de investigaciones, la Guardia Civil logró detener al verdadero autor de este suceso demostrándose al mismo tiempo que Francisco Franco no tenía ningún grado de implicación.

Ese es el motivo que le ha llevado a hablar y dar a conocer a la opinión pública los daños morales y síquicos que puede sufrir un inocente cuando se le señala presuntamente como autor de un delito que nunca cometió.

LA "PESADILLA"

Su "pesadilla" como él lo llama comenzó a las 19.00 horas del un lunes, momento exacto en el que se produjo el atraco en Santibáñez el Alto. Dos días después dos patrullas de la Guardia Civil se presentaron en casa de Francisco. Su mujer fue la primera en conocer que su marido era sospechoso de dicho atraco y la primera en decir a la Guardia Civil que el lunes por la tarde su esposo estaba trabajando en la construcción en Madrid.

Cuando Francisco tuvo conocimiento de que presuntamente se le implicaba en el atraco, inmediatamente acudió a declarar al cuartel de la Guardia Civil. A la de Francisco se sumaron las declaraciones de sus compañeros de trabajo que ratificaron que el lunes del atraco Francisco se encontraba con ellos trabajando en Madrid. Esta coartada le salvó y a partir de ahí desaparecieron las sospechas hacia él.

DAÑOS PSIQUICOS

Semanas después y a pesar de la resolución del caso, aún no ha podido olvidar esta pesadilla vivida y explica que son grandes los daños síquicos y morales sufridos tanto en él como en su familia durante los días que ha sido el principal sospechoso. Todavía desconoce el motivo que le llevó a la Guardia Civil a sospechar de él, aunque no descarta que sea por "las malas lenguas del pueblo", dice. Reconoce que de soltero ha hecho alguna que otra travesura pero que ya casado y con tres hijos que tiene, "nunca se me ocurriría colaborar en ningún atraco ni cosa semejante".

Añade que antes de señalarse a alguien como principal sospechoso "deberían de cerciorarse mejor y tener pruebas", porque, "el daño moral es muy grande y la imagen ya difícilmente se limpia".

Después de lo sucedido Francisco ha tenido que ponerse en manos de un sicólogo y actualmente toma medicación para superar este palo que le ha dado la vida. A pesar de estar noches sin dormir y ver llorar a sus hijos porque creían que iban a llevar a su padre a la cárcel, está convencido que saldrá adelante con el apoyo que le ha mostrado su mujer, su madre y sus hermanos, así también la confianza demostrada por sus compañeros de trabajo.