El municipio está marcado como una espina por la sierra de Los Canchos que separa dos paisajes bien distintos: el sureste montañoso, con valles relativamente profundos y protegidos; el norte y el oeste suaves que presentan un paisaje de cerros alomados que se repiten.

El territorio sobre el que se asienta Mirabel está integrado en la Alta Extremadura, y muy próximo al cauce del río Tajo. Al oeste, se encuentra el río Alagón. La ganadería es el sector más importante de la economía de Mirabel, seguido de la agricultura donde predomina el olivo.

Desde su fundación, Mirabel formó parte del distrito de Plasencia hasta que Pedro de Zúñiga adquiere los terrenos y controla la aldea, iniciándose la lucha por la independencia del lugar. En 1488 se concede a Francisco de Zúñiga el señorío de la fortaleza y vasallos, alcanzando en 1535 la condición de villa bajo el dominio del Marquesado de Mirabel, concedido por Carlos I a Fadrique de Zúñiga y Sotomayor, y la independencia de Plasencia.

Este municipio, es cabecera del que fuera marquesado que lleva el nombre de la localidad, conserva aún edificios cuya nobleza y escudos hablan de la condición señorial de sus promotores. En las afueras de la localidad se puede visitar el edificio que fuera casa de recreo del Marqués de Mirabel. Otro elemento singular es el rollo, que se levanta en la Plaza de España, donde también se encuentra el Ayuntamiento.

De su patrimonio religioso destaca la iglesia parroquial dedicada a la Virgen de la Asunción. Se trata de una edificación cuya historia constructiva comenzó a finales del siglo XV, aunque el aspecto que hoy presenta se debe a las transformaciones que conoce la iglesia a lo largo de los siglos XVI y XVII. La torre dispuesta a los pies es el elemento externo más destacable. También, se encuentran varios retablos, todos de estilo barroco, de talla dorada en el interior de la iglesia. Muy querida es la imagen de la Virgen de la Jarrera, una talla del siglo XVI.

En las proximidades de la población y en lo alto del cerro del Acero se localizan los restos del castillo, un edificio que desempeñara un destacado papel en la reconquista de la zona. Dejando los testimonios arquitectónicos de esta villa, todavía se pueden encontrar numerosas muestras que hacen referencia a los asentamientos que a lo largo de la historia han dejado los pueblos; el neolítico con sepulcros colectivos dolménicos, las inscripciones romanas, monedas, hachas pulimentadas, las ruinas del castillo que se asientan sobre una primera fortaleza musulmana... Son muchos los hallazgos, aunque se carece de exploraciones y estudios sobre el terreno que saquen a la luz, si existen, restos de mayor entidad.