El sacerdote de Arroyomolinos (Cáceres) ha mantenido su inocencia ante la juez en el juicio que se ha seguido hoy contra él por los delitos de abuso sexual y exhibicionismo cometidos sobre un menor, por los que la Fiscalía solicita la pena de tres años de prisión.

La vista, que ha tenido lugar en el Juzgado de los Penal número 2 de Cáceres, ha durado más de dos horas y ha sido a puerta cerrada para garantizar la intimidad del menor, quien ha declarado por videoconferencia para no tener que enfrentarse a su presunto agresor.

Antes de iniciarse el juicio, el abogado del sacerdote, José Piñero, ha adelantado que su cliente iba a declararse inocente porque "no ha ocurrido nada" y "no ha habido ningún delito".

Piñero ha indicado que el sacerdote se encuentra "afectado y nervioso" y que una de sus preocupaciones es que si llega a ser condenado no podrá volver a ejercer como párroco, función de la que la Diócesis de Coria y Cáceres le mantiene apartado hasta que culmine el proceso judicial y sea declarado inocente.

El sacerdote fue detenido el 8 de abril del año pasado y tras pasar dos noches en dependencias policiales fue puesto en libertad.

En concreto, la Fiscalía solicita la pena de dos años de cárcel por el presunto delito de abuso sexual y uno por el de exhibicionismo.

Además, el fiscal pide que sea inhabilitado para cualquier profesión u oficio que implique el trato con personas menores de edad, mientras que la defensa ha solicitado su absolución.

El cura, de unos 45 años, es natural de la localidad cacereña de Ceclavín y antes de ejercer en Arroyomolinos fue vicario de pastoral de la parroquia San Pedro de Alcántara de la capital provincial y daba misas en el tanatorio.

Después fue el párroco de la residencia geriátrica Ciudad Jardín. En ninguno de estos lugares tuvo un trato directo con niños.

Poco ha trascendido de los hechos por los que se le acusa, al haber implicado un menor y que causaron una gran alarma en el municipio en el que ejercía su ministerio.