Su historia está ligada a la de Granadilla, una villa fortificada que en los años 60 se vio reducida a una península debido a la construcción del embalse de Gabriel y Galán; con sus tierras anegadas y la expropiación de todas las propiedades, los habitantes de Granadilla terminaron en Zarza, comenzando así una historia que tiene parte de leyenda, un relato real que cuenta con testigos directos a los que aún les queda el recuerdo.

Este un lugar privilegiado, situado en la planicie del valle del Ambroz y el del Alagón, protegido de los fríos vientos por las montañas que la circundan y con una vegetación característica de la sierra y de su pie de monte meridional. Son tierras en las que predomina el roble y el castaño, en el llano alcornoques y encinas, y grandes extensiones de regadío de las que viven sus gentes.

Además, en sus alrededores existen grandes extensiones repobladas de pinos donde, se sospecha, puede vivir alguno de los escasos ejemplares de lince ibérico que quedan en la región.

Gran parte de su territorio está inundado por el Gabriel y Galán, lo que hace que sus suelos sean fértiles, lo que propicia que se haya creado un ecosistema privilegiado caracterizado por su microclima mediterráneo. El embalse llega con sus colas muy cerca de Zarza de Granadilla, creando un pequeño mar interior que ha dado lugar al nacimiento de playas y a la instalación de zonas de pesca y complejos para la práctica de deportes náuticos.

EN LA VIA DE LA PLATA

Zarza también es historia, como lo atestiguan los caminos que la atravesaban: la vía de la plata romana que ha dejado importantes vestigios en toda la comarca, y las cañadas reales de la trashumancia, como de las Merinas. Zarza de Granadilla se denominó hasta mediados del siglo pasado El Lugar de las Zarzas, y fue, entre los siglos XVI y XVIII, el lugar escogido por mayorales, pastores, zagales y rabadanes para descansar y recoger provisiones, pues eran habituales los zarzales y existían muchos cercados para el ganado, construidos con piedra.

Ahora, sin embargo, es una localidad con enormes recursos agrarios gracias al aprovechamiento de las vegas del río Ambroz. En contrapunto con Granadilla, Zarza no posee castillos ni murallas ni grandes casas señoriales, pero si se pueden destacar los restos de la antigua necrópolis de época visigoda cuyos elementos se exponen en el museo de Cáceres. También la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, del siglo XVI, y la ermita del Cristo de la Misericordia. Hoy además, se puede visitar Granadilla que, desde hace unos años, está siendo recuperada en un ambicioso proyecto que lleva a cabo el Ministerio de Cultura.