A la misma hora, de las parroquias de San Andrés y Santo Domingo salían las procesiones del Miércoles Santo en Badajoz. La primera, con el Descendimiento y Nuestra Señora de la Esperanza, que este año llevaba en el pecho un ancla de plata dorada y esmeraldas donada por un hermano de la cofradía como símbolo del nombre de la imagen, según explicó su hermano mayor, Juan Manuel Rosado.

También el paso de palio estrenaba los faldones. De terciopelo y en color granate, han sido obsequio de otro de los hermanos. Además, la cofradía ha restaurado los flecos y cordonería del paso de la Virgen, así como todas las varas de la procesión y el mástil del estandarte, ya con desperfectos por el paso del tiempo y el uso. «Tenemos un patrimonio que hay que mantener», explicó Rosado, quien reconoció lo costoso que resulta para las hermandades conservar todo su legado.

La Banda de Cornetas y Tambores del Santísimo Cristo de la Columna de Daimiel (Ciudad Real) acompañó al paso del Descendimiento y la Asociación Musical de Jerez de los Caballeros hizo lo propio con la Esperanza en su recorrido por el Casco Antiguo, brindando momentos de especial emoción a su paso por las calles más estrechas.

En la procesión más larga de cuantas se desarrollan en la ciudad, la de Santo Domingo, la salida de los pasos, en especial el de palio, volvió a emocionar al público. Nuestro Padre Jesús Nazareno del Amparo, el Santísimo Cristo de la Fe, Nuestra Señora de la Piedad y María Santísima del Mayor Dolor componían el numeroso cortejo, que contó con el acompañamiento musical de la Banda de Cornetas y Tambores del Resucitado y la Banda Guzmán Ricis de Barcarrota. Su paso por la plaza de la Soledad o la entrada en la plaza de España para la carrera oficial fueron otros de los momentos más esperados.

De madrugada, ya en Jueves Santo, estaba prevista la salida del Cristo del Prendimiento desde la iglesia de la Concepción para subir a la plaza Alta y realizar el Via Crucis.