La riqueza animal y vegetal que esconden las cristalinas y cálidas aguas del mar Rojo, donde la semana pasada desapareció un matrimonio español en un naufragio durante un safari de buceo, atrae desde hace años a cientos de submarinistas españoles (aunque van más rusos, ingleses e italianos) en busca de nuevos paraísos. Así lo aseguran varios monitores, buceadores y operadores turísticos consultados por Efe en esta ciudad costera de Sharm el Sheij, el buque insignia del buceo y el turismo de sol de Egipto y de toda la costa del mar Rojo.

"Para el buceador español es el mar más espectacular más cercano y más barato", afirma Manuel García, que lleva dos años trabajando como monitor de buceo en Sharm el Sheij.

De la misma opinión son Marta, otra monitora que también llegó al mar Rojo hace dos años, para quien este destino es el mejor teniendo en cuenta la "calidad-precio", y Jorge Sánchez, del club de buceo Dolphins de Javea (Alicante), para quien el mar Rojo "es uno de los 5 o 6 mejores lugares de buceo del mundo".