Hasta ahora, se sabía que las causas del calentamiento global estaban principalmente relacionadas con las emisiones directas de determinados gases a la atmósfera, especialmente CO2 (dióxido de carbono), que son los que retienen el calor del sol y provocan el llamado efecto invernadero. Lo que no se esperaba era que la caza masiva de ballenas también tuviera algo que ver con dicho calentamiento.

Pero, según dijo ayer el profesor Victor Smetacek, del Instituto Alfred Wegener de Investigación Polar de Alemania, en el segundo Debate sobre Biología de la Conservación, organizado por la fundación BBVA, la desaparición de miles de ballenas azules en la Antártida "ha tenido graves consecuencias sobre la cadena trófica, que han contribuido al calentamiento global".

LOS ARGUMENTOS En su teoría, Smetacek expuso que, tras la caza masiva de 300.000 cetáceos a finales de la década de los 30, se produjo, paradójicamente, una reducción de las existencias de krill (única especie de crustáceo de la que se alimentan) y, en consecuencia, de hierro.

De esta observación, dedujo que estos grandes mamíferos desempeñan un papel fundamental para reciclar hierro, elemento clave para la productividad biológica en el océano Antártico, ya que favorece el enfriamiento continental y la absorción de CO2 atmosférico.

"Las ballenas funcionan como fertilizadoras al sintetizar el hierro y permitir así el mantenimiento de las temperaturas", resumió el profesor, pionero en la investigación experimental de la Antártida.

Detectado el problema, aportó una solución innovadora que aún está en debate entre la comunidad científica internacional: la fertilización del Atlántico sur con hierro para capturar dióxido de carbono atmosférico, a través del incremento del número de ballenas.

"Se trata de una técnica de ingeniería global que debe realizarse a través de estos cetáceos porque el hierro es insoluble en agua pero se vuelve soluble si se combina con elementos orgánicos", ratificó el profesor. De hecho, aunque aún no se ha podido comprobar directamente con ballenas, sí se han realizado numerosos experimentos en el entorno que justifican su teoría.

ECOSISTEMA MARINO En el debate también se abordaron los efectos directos del calentamiento global sobre los ecosistemas polares. Jaume Forcada, doctor del British Antartic Survey (Reino Unido), ha centrado sus investigaciones en el Artico y ha determinado que la reducción del grosor y la extensión del hielo polar modifica los ecosistemas más rápido de lo esperado.

Este hecho repercute directamente sobre el alimento de aves y mamíferos marinos más vulnerables como los pingüinos y las focas, hasta el punto de provocar redistribuciones de estas poblaciones. Forcada alertó que, según las previsiones realizadas, "la disminución de los individuos de las especies será cada vez más frecuente si las condiciones actuales se mantienen y, sobre todo, si empeoran".