Si la Unión Europea hubiera hecho público desde el primero momento el contenido del reglamento secreto que regula el control de líquidos en los aeropuertos, habría ahorrado muchos sinsabores a pasajeros enfermos, padres atribulados y personas sometidas a dietas debidas por enfermedad infrecuentes. En el texto del documento que fuentes gubernamentales han facilitado a EL PERIODICO queda muy claro que están permitidos los líquidos que sean utilizados por "necesidades médicas", "las dietas especiales" y la "comida infantil". ¿Cuántos miles de biberones, líquidos de medicina natural, cremas solares especiales, refrescos con efectos médicos y un largo etcétera se habrán tirado a la basura porque los afectados no podían conocer que tenían derecho a llevarlos?.

A la luz del contenido del reglamento, queda claro que su carácter secreto ha causado efectos perversos. En el documento, al tiempo que se declara oculto el contenido de la norma, se ordena que "la lista de artículos prohibidos" y "la información relativa a las exenciones permitidas deberá ponerse a disposición del público". Entre la ley y los ciudadanos se crea por tanto el filtro de las autoridades aeroportuarias, y cada una de ellas ha interpretado la norma a su antojo en la información facilitada.

En España, AENA ha transformado, por ejemplo, los líquidos "utilizados por necesidades médicas" en "medicinas" o "medicamentos" en la información facilitada en su web. Por si el texto del papel secreto dejara algún margen a la duda de lo incorrecto de esta interpretación, la Comisión Europea comunicó a la comisión de peticiones del Parlamento Europeo el martes que la excepción "cubre tanto los medicamentos en sentido estricto como otros líquidos, incluidas las bebidas sin alcohol, que se utilizan para fines médicos", según el resumen oficial del debate.

Si las autoridades de cada país han hecho de su capa un sayo, algunos agentes de seguridad, a cuyas manos no ha llegado por supuesto el reglamento secreto, han ido aún mucho más allá. Para justificar que se viaja con medicinas, la web de AENA recomienda que "en la medida de lo posible, el pasajero lleve consigo la receta médica". Este consejo no obligatorio lo han convertido muchos guardias en una exigencia de aportar incluso el informe médico confidencial, como le ocurrió a Raya y a otros pasajeros que tienen problemas de salud cuyos testimonios reproducimos en la página cuatro.

El tercer efecto pernicioso del ocultismo comunitario ha sido la indefensión de los afectados al reclamar. ¿A que norma pueden acogerse si la que regula la cuestión es secreta?. Esta perversa consecuencia es la que ha llevado a un tribunal austriaco a elevar al Tribunal de Justicia de Bruselas la queja de un ciudadano que probablemente acabe con la declaración de la normativa como "inexistente" por ser secreta. Eso si antes la Comisión Europea no da el paso, ya anunciado, de darla a conocer.

DIFICIL ACREDITACION Su publicación despejará el camino de algunos pasajeros, pero la indefinición de otros de sus apartados seguirá dando un margen amplio a la discrecionalidad. De hecho, el texto comunitario no precisa cómo hay que acreditar que un líquido es de uso medicinal. ¿El agua desinfectada por ebullición para hacer un biberón se considera comida infantil?. Dudas por las que varios parlamentarios que también conocen la textualidad del documento secreto, como Ignasi Guardans, advierten de que es muy probable que la Comisión Europea acabe modificándolo antes de hacerlo público. De no ser así, gran parte de la confusión y los abusos se mantendrían.