Connie Culp se sometió el pasado diciembre a un trasplante del 80% del rostro. Su marido le disparó en la cara, tras una discusión, en el 2004, lo que le hizo perder un ojo y le destrozó la nariz y las mejillas, así como la mandíbula y el labio superior. El hospital de Cleveland (Ohio, en EEUU) presentó ayer en rueda de prensa a la paciente.

Después de más de 30 operaciones fallidas y de haber agotado los medios convencionales de cirugía, un equipo multidisciplinar de médicos del centro, encabezado por Maria Siemionow, llevó a cabo el trasplante. Hasta ahora, se había mantenido en secreto la identidad de la paciente, así como el motivo de las heridas. La paciente no podía oler, comer alimentos sólidos ni beber de un vaso, no tenía gusto ni olfato, y respiraba a través de un orificio en la tráquea.

La intervención, de 22 horas, reconstruyó parte de los huesos de la cara y contó con una donante de rostro, cuya identidad permanece en el anonimato.

"NO LE JUZGUES" Culp pidió a los ciudadanos que no se rían de las personas con una apariencia diferente. "Cuando alguien tiene una desfiguración o no es tan guapo como tú, no le juzgues", dijo la paciente, víctima de estas reacciones durante años. Culp, de 46 años y madre de dos hijos, dio las gracias a sus médicos y a la familia de la donante "que han hecho posible que tenga el rostro de esta persona".

La mujer ha permanecido en Cleveland tras haber sido dada de alta porque tiene que ser evaluada y seguir un tratamiento, aunque, según Siemionow, "está haciendo grandes progresos". A pesar de que su expresión todavía es algo estática, puede hablar, mover la boca, oler y degustar la comida de nuevo. No obstante, deberá someterse a más operaciones, en un proceso que podría durar dos años.

El marido de Culp, que también se disparó a sí mismo, sobrevivió con heridas menores y está cumpliendo en prisión una condena de siete años.