La colección: Más de mil ochocientas botellas de vino tinto. La idea: Atesorar los regalos de amigos y familiares. El lugar: Una especie de museo del vino tinto --al estilo casero-- ubicado en un garaje. Juan Méndez, camarero del restaurante El Briz de Mérida, comenzó hace ya diez años a coleccionar las botellas que los clientes del bar donde trabaja le regalaban. Cada vez le iban regalando más porque cada vez la gente conocía más su afición. Así que, con el tiempo, se ha ido haciendo de una compilación de vinos que se acerca a los dos millares y valorada en unos 50.000 euros.

Todo el que le conoce le regala, tanto es así, que nunca ha comprado ni una sola botella. No obstante, la recopilación vinícola de Méndez alberga vinos de toda clase. De élite como el Vega Sicilia o Pesquera. Con denominación de origen como los de Ribera del Duero, de Rioja o Ribera del Guadiana. De importantes eventos sociales como el vino degustado en la boda del Príncipe Felipe con Doña Letizia Ortiz o el caldo que bebió la aristocracia española en la boda de oro de los padres del Rey.

Como en toda colección que se precie, Juan Méndez también acumula anécdotas que guarda en su recuerdo en forma de botella de vino. "Lo bonito de la colección es que me los regalen. Cuando me quedé sin espacio en mi anterior vivienda tuve que destinar el garaje del chalet donde vivo a la colección", recuerda Méndez. Su familia y sus amigos, sobre todo sus hijos siempre le han animado. "Mi mujer está muy contenta además de que ella no tiene que limpiar porque me encargo yo de colocar y fregar, aunque el polvo no se lo quito a las botellas porque les da solera". Y a pesar de su gran empeño, sus amigos le animan más a "abrir las botellas que a conservarlas". Sin embargo, su tesón por mantener su hobby ha hecho que no haya abierto ni adquirido ninguna.

"Cuando hago fiestas en el garaje no dejo que se abran los vinos. Es más, mis amigos o la familia ya saben que son ellos los que tienen que traerse las provisiones porque yo no toco la colección, que son regalos", asevera el coleccionista. Ahora, y tras muchos años probando vino; ya que asegura que sí ha bebido bastantes copas, Juan Méndez decidió hace 21 años, "dejar de beberlo", dice.

Entre sus adquisiciones también tiene botellas de lo más curiosas. En forma de soldado, de árbol o de futbolista del Real Madrid y otra es "una botella de vino de cobra auténtica traída de China", comenta su dueño. Y esto solo un ejemplo de más de 1.800 ejemplares, algunos de ellos regalos de importantes personalidades como "el de un torero y el expresidente del Senado, Juan Ignacio Barrero".

En cuanto la cultura vinícola y al vino, que ya no prueba pero al que paradójicamente ama, Juan Méndez opina que es un mundo "inabarcable" ya que "cada cosecha proporciona vinos diferentes y con diferentes matices" que hacen de la viticultura una afición "infinita", dice. Tanto para lo bebedores y los no bebedores, como él.