Qué golpe el de los publicitarios televisivos! Estos días las cadenas pasan dos espots altamente sugestivos. En uno, de flanes y natillas, sale Teresa Rivero de Ruiz-Mateos: mientras la Ronaldinha de Ronaldo da unos toques de balón vestida con el uniforme del Rayo-Rumasina, doña Teresa, desde la grada, nos aconseja la energía del flan Dhul y, pícaramente nos guiña el ojito.

En el otro sale Isabel Preysler de Boyer delicadamente pegada a un bomboncito Ferrero-Rocher. Lo acaricia con aporcelanada actitud, y dice que esta chocolatina es "la expresión del buen gusto".

Estos dos espots, que coexisten hoy en los bloques de publicidad, constituyen la prueba más irrefutable de que en efecto existe una criatura superior en el cielo que se divierte moviendo los hilos.

Un ser magnífico, con un notable sentido de la ironía que ha hecho posible que la Teresa de Ruiz-Mateos y Flan Dhul , y la Isabel de Boyer y bombón Rocher libren hoy desde la publicidad televisiva la batalla que sus maridos dejaron inconclusa, años atrás, cuando Boyer expropió Rumasa y Ruiz-Mateos quedó reducido a payaso del "Que te pego, leche" por las esquinas.

Luego, los observadores finos han advertido que el payaso se adiestró en el arte de la intriga y rindió útiles servicios en la oscura tarea del acoso y derribo socialista. Pero --¡ay!-- la desolación de Ruiz-Mateos fue infinita al ver que se escapaba Boyer. Y mayor ha sido ahora su aflicción al advertir que le han nombrado gran sumo sacerdote de la FAES, la fundación aznarista.

Consuélese el marqués de Olivara Ruiz-Mateos: en la dulce batalla publicitaria que ahora protagonizan las señoras, gana de calle la suya. Ese guiño picarón que Teresa Rivero nos lanza untada de flan Dhul es tan sorprendente, tan postizo, tan antinatural en ella, que nos hace reír mucho. Isabel Preysler, en cambio, alicatada junto a la chocolatina Rocher, queda de un cursi terrible.