El último honoris causa de la Universidad de Extremadura es una eminencia en el mundo de la ciencia y un hombre sencillo entre sus pacientes, quienes destacan de él su calidad humana y trato afable. Enrique Moreno es un extremeño de corazón "que nació accidentalmente en Madrid" un frío febrero de 1939 y que siempre ha hecho gala de la vinculación de su familia con la localidad pacense de Siruela.

Su dilatado currículum se inicia en el año 1962, cuando se licencia en Medicina con sobresaliente en la Universidad Complutense de Madrid, donde ahora ejerce como catedrático de Patología de Quirúrgica. Considerado una de las máximas autoridades mundiales en Cirugía de Trasplantes, su trabajo ha trascendido de los quirófanos, involucrándose de lleno en aumentar y mejorar la donación de órganos en España. Su caracter innovador ha quedado impreso en sus investigaciones que han propiciado aportaciones revolucionarias al tratamiento de numerosas enfermedades como los tumores malignos de esófago, páncreas y vías biliares e hígado metastásico.

Casado y padre de cuatro hijas, este infatigable cirujano, Jefe del Servicio de Cirugía General y Trasplantes Abdominales del Hospital 12 de Octubre de Madrid, investigador y docente cuenta con una trayectoria profesional avalada por el respeto de la comunidad científica y galardones como el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica, la Medalla de Oro del Congreso Mundial del Colegio Internacional de Cirujanos o la Medalla de Extremadura. Enrique Moreno ha convertido en arte el acto terrible de abrir el cuerpo humano para manipular sus órganos. A él debemos varias revoluciones en el ámbito de los trasplantes, como el primer tasplante hepático en el mundo de un donante de 89 años a un niño de 11 meses o el primer trasplante multiórgano de hígado, páncreas e intestino delgado.

Su prestigio en este campo le ha valido su designación para numerosos puestos. Es Presidente de la Fundación Hospital 12 de Octubre y Miembro del Consejo Asesor de Sanidad del Ministerio de Sanidad. Además es un prolífico escritor científico que ha publicado cerca de 500 trabajos de investigación, y un conferenciante activo que ha realizado más de 700 ponencias en todo el mundo.

Por sus manos han pasado las vidas de miles de personas anónimas y unos pocos ilustres. A su pericia se entregó el inimitable cantante Raphael para un trasplante de hígado y a él se encomendó la desaparecida Rocío Jurado, a quien practicó la primera intervención tras detectarle un cáncer de páncreas.

La investigación y la docencia han sido los principales motores de su dilatada carrera, no en vano de él han aprendido más de 350 especialistas de todo el mundo. Fiel defensor de la sanidad pública, la universidad y el respeto de los médicos por sus pacientes, este infatigable cirujano se entrega aún hoy, a sus 67 años, a maratonianas jornadas de quirófano.

Ayer faltó a su cita con el bisturí. El mismo día que conmemoraba el séptimo aniversario de su designación como Premio Príncipe de Asturias, el doctor Enrique Moreno, se convertía en el nuevo caballero de la sabiduría en la joven corte de la universidad extremeña.