Fue una decisión personal. Era consciente de que supondría un importante freno a su vida personal, pero lo asumió con todas las consecuencias. Ana decidió hace ya cuatro años que mientras ella pudiera, tanto física como psíquicamente, su madre, enferma de alzhéimer, no iría a una residencia, viviría con ella, "y eso es lo único que deseo, poder tenerla conmigo hasta el final".

Feliciana, una anciana de pelo blanco y la tez ajada que deja haber vivido ya 86 años, comenzó a deteriorarse hace ya una década, un deterioro que se ha ido agravando en los últimos cuatro años. "De día en día se la ve algo peor, tanto física como mentalmente, pero es muy tranquila, muy pacífica y fácil de llevar, pues la verdad es que no demanda nada, aunque, eso sí, necesita a alguien siempre con ella".

Para Feliciana, y en consecuencia para Ana, su marido y su hijo, un día no tiene muchas diferencias con el anterior. La familia se levanta para ir a trabajar y al instituto mientras Feliciana permanece en la cama hasta que llega María, "que más que cuidadora es ya una más de la familia".

María será la encargada de levantarla, asearla, darla el desayuno y cuidarla hasta la hora de comer. Por la tarde, salvo las de los martes y jueves que les dará un respiro el Centro de la memoria de Cáceres, en el que Feliciana pasa tres horas y media con otros enfermos al cuidado de profesionales, Ana, su marido y su hijo, dependiendo de lo que cada uno tenga que hacer, habrán de turnarse para cuidarla, como también hacen todos los fines de semana cuando María descansa.

"No necesita muchos cuidados, pero sí estar acompañada siempre, en todo momento, algo que lógicamente nos impide hacer muchas cosas en familia, pues uno de los tres siempre tiene que quedarse con ella y eso hace que la familia se resienta, pero lo hemos asumido y no lo llevamos muy mal", asegura Ana.

De momento, aunque sí ha solicitado ayudas, no cuenta con ninguna. Reconoce que el apoyo económico es muy necesario, pues a medida que el deterioro es mayor también es precisa más ayuda "y la cuestión económica es muy importante", pero ella considera más prioritario que los horarios de los centros de día para estos enfermos sean más flexibles, con facilidad de adaptación a los horarios del cuidador.