La importancia de la buena conservación y diseño de las infraestructuras viarias es una cuestión que no pasa desapercibida para las distintas asociaciones y organismos del sector. Muestra de ello es el denominado Libro verde de la seguridad vial , un manual editado por la Asociación Española de la Carretera y que es fruto de las conclusiones del congreso internacional de prevención de accidentes de tráfico La sociedad civil ante el reto de la seguridad vial , celebrado en Madrid el 30 de mayo del año pasado. En él se recogen una serie de propuestas para reducir los datos de siniestralidad y mortalidad en las carreteras españolas, entre ellas, algunas dirigidas directamente a la conservación del arcén y los elementos que lo complementan.

Aumentar la inversión

El grupo de trabajo responsable del informe comienza destacando que a pesar del esfuerzo de los últimos años, la inversión realizada en las carreteras es "notoriamente insuficiente para recuperar el retraso existentes". En este sentido, proponen a las Administraciones incrementar la dotación presupuestaria para conservación y en el Plan Estratégico de Infraestructuras y Transportes en un 25% anual en los próximos tres años.

En segundo lugar, subrayan que uno de los aspectos críticos de la red viaria española es la señalización vertical. Así, apuntan que la película retrorreflectante de estos elementos tienen una vida limitada y por tanto puede perder su efectividad por la noche. En este sentido, apuestan por establecer un procedimiento de sustitución automática de las señales.

Otra de las demandas que ya están encima de la mesa del Gobierno es la de la implantación de auditorías de seguridad vial. Se trata de una iniciativa que ya está funcionando en algunos países de la Unión Europea y que consiste en crear un grupo de especialistas que analizan los itinerarios, buscan las causas de la inseguridad y proponen medidas para reducir las cifras de accidentalidad.

Mayor coordinación

El congreso celebrado en Madrid también sirvió para poner en tela de juicio la coordinación entre las políticas en materia de seguridad vial aplicadas por las distintas administraciones. Por eso, se recomienda establecer una gestión coordinada de las infraestructuras, "ya que los ciudadanos utilizan las carreteras independientemente de la titularidad de éstas".

Pero ahí no terminan las críticas a las Administraciones. También se pone en tela de juicio la lentitud del proceso de eliminación de los puntos negros . "Desde el momento en que se identifica un punto negro o un tramo de concentración de accidentes hasta que se planea, contrata y ejecuta su solución, pasan varios meses o más tiempo, y mientras tanto la situación de peligro persiste y con ella el riesgo de nuevas víctimas", apuntan. Por ello, plantean modificar las condiciones legales para que los tramos especialmente peligrosos puedan corregirse lo más rápido posible y con una declaración de urgencia.

Además, la Asociación Española de la Carretera subraya que más del 30% de los accidentes están relacionados con salidas de vía, unos por distracciones del conductor, otros por imprudencias y algunos por problemas de infraestructuras. Por eso han solicitado medidas que "perdonen" los errores de los usuarios con la adecuación de espacios en los márgenes de la carretera sin elementos de impacto.