Un cuarto de siglo. Nada menos que 25 años lleva Juan Carlos Rodríguez Ibarra al frente de la Junta de Extremadura, una cifra que le hace merecedor del título de decano de los presidentes autonómicos. El anuncio, ayer, de su intención de retirarse de la política completa un ciclo de abandono de otros históricos , como Jordi Pujol, José Bono o Manuel Fraga.

Rodríguez Ibarra, junto con los ex presidentes de Cataluña Jordi Pujol y de Castilla-La Mancha José Bono, son los tres únicos políticos que han estado al frente de los gobiernos de sus respectivas comunidades desde que se celebraron las primeras elecciones autonómicas hasta su retirada.

Récord de permanencia

Dos años menos que Ibarra estuvo Jordi Pujol presidiendo la Generalitat de Cataluña, antes de ceder en el 2003 el número uno de las listas de CiU a Artur Mas. Por su parte, José Bono permaneció 21 años al frente de la Junta de Castilla-La Mancha, que abandonó sin concluir la legislatura autonómica cuando fue nombrado ministro de Defensa por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.

También el veterano político Manuel Fraga presidió la Xunta de Galicia durante una larga temporada, 15 años en concreto, desde 1990 hasta el año 2005, fecha en la que no consiguió la reelección y fue sustituido por el socialista Emilio Pérez Touriño.

De esta forma, el único histórico que aún permanece al frente de una comunidad autónoma es Manuel Chaves, que lleva 16 años presidiendo la Junta de Andalucía, y que todavía no ha manifestado si volverá a encabezar la candidatura socialista a las elecciones autonómicas, previstas para marzo del 2008.

A mucha distancia de estos dirigentes históricos se sitúan otros presidentes autonómicos que permanecen en el cargo, como Ramón Luis Valcárcel o Pedro Sanz, quienes llevan dirigiendo Murcia y La Rioja desde 1995, o Miguel Sanz, al frente de la Comunidad Foral de Navarra desde 1996.

Un ciclo de casi 30 años

El anuncio del presidente extremeño, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, de no presentarse a la reelección en los próximos comicios pone fin a un ciclo de casi 30 años dedicado a la política extremeña, desde que en 1977 fuese elegido diputado al Congreso por la provincia de Badajoz.

Emeritense, de 58 años, ingresó en 1976 en el PSOE y desde 1988 es su secretario general en Extremadura, región de la que durante 24 años ha sido el presidente pese a que en más de una ocasión, como ha confesado, recibió propuestas para formar parte de diferentes gobiernos socialistas, tanto de Felipe González como de José Luis Rodríguez Zapatero.

Sin embargo, en todas sus intervenciones se mostró defensor de hacer política desde Extremadura y en beneficio de ella e incluso ironizó sobre la "marcha a Madrid" que emprendían, una vez derrotados, los diferentes candidatos que el PP nombraba para intentar ganarles unas elecciones en la región, que solo en una ocasión --en 1995-- no venció por mayoría absoluta.

Considerado un político que siempre ha dicho las cosas "claras", serán recordados sus "enfrentamientos" con los partidos catalanes, incluidos los socialistas, sobre todo respecto a la financiación autonómica y la solidaridad entre las comunidades.

Esa misma "claridad" en sus intervenciones sobre terrorismo o nacionalismos también le ha acarreado las críticas más diversas y ha generado debate a nivel nacional, aunque, a veces, ha encontrado el aplauso a sus tesis desde las filas del PP, un apoyo que siempre rechazó y que entendía que era una manera de atacar a su partido.

La decisión de Ibarra pone fin a un debate que ya se produjo después de ganar sus quintas elecciones, en 1999, y que no se resolvió hasta mayo del 2002, cuando aceptó presentarse tras lograr el compromiso del entonces secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, de que si ganaba las elecciones apostaría por Extremadura. El infarto de miocardio que sufrió el pasado 7 de noviembre volvió a levantar la incógnita, que ayer quedó finalmente despejada.