La victoria de Río de Janeiro no solo dejó un regusto amargo en la delegación de Madrid, que cayó con dignidad en el pulso final. Peor fue el batacazo de Tokio y, sobre todo, de Chicago.

La ciudad estadounidense, que partía con claras opciones de llevarse el triunfo, cayó en la primera votación. El fracaso fue estrepitoso, pese a la presencia del presidente Barack Obama, cuyos esfuerzos resultaron inútiles para conseguir el objetivo. "Es una decepción", reconoció.

David Axelrod, uno de los principales asesores de Obama, consideró que la intervención del presidente no fue suficiente para "superar las políticas de esa sala y otros factores".

La Casa Blanca también emitió un comunicado en el que admitió la tristeza por la derrota, pero negó que el varapalo implicara un "rechazo" a Obama y a su campaña en favor de su ciudad adoptiva.

Según expresó el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, el presidente "nunca dejará de ir a donde haga falta para defender a nuestro país".

LÁGRIMAS DE TOKIO. Tokio fue la segunda ciudad en caer en la carrera hacia los Juegos Olímpicos del 2016. Los integrantes de la candidatura japonesa, como la exnadadora Mikako Kotani --bronce en los Juegos de Seúl-88--, no pudieron contener las lágrimas al abandonar el centro de prensa de Copenhague, desde donde siguieron la votación. La candidatura nipona obtuvo la calificación más alta en el examen técnico (8,3), pero ese dato no le sirvió de nada para aspirar a la victoria final.