Seguro que los responsables de la campaña electoral de Barack Obama y los millones de estadounidenses que ayer soñaban con el cambio ansiaban que el inicio de la jornada electoral fuera ya premonitorio. Lo cierto es que en los dos pueblecitos del estado de Nuevo Hampshire que, como manda la tradición, fueron los primeros en votar, el candidato demócrata arrasó. En Dixville Notch, Obama logró 15 votos y su rival republicano, John McCain, 6; en Hart´s Location, Obama obtuvo 17 votos y McCain, 10. En el 2004, ambas localidades habían respaldado a George Bush.

Esta elección presidencial había despertado una pasión como no se recuerda en ninguna de las más recientes. Por eso, al igual que ya sucedió en las primarias, ayer se formaron largas colas frente a los colegios. Daba igual que hiciera sol o lloviera. En Virginia Beach (estado de Virginia), por ejemplo, las colas se extendían por varias calles, pese a la persistente llovizna.

Algunos electores se plantaron en los colegios electorales una hora antes de que abrieran. Para hacer más llevadera la espera, en Nueva York y en Florida, la cadena de cafés Starbucks ofrecía bebidas calientes a las personas que hacían cola.

Quien se saltó la cola fue el gran favorito, Barack Obama. El candidato demócrata y su esposa, que iban acompañados de sus dos hijas, evitaron la entrada principal y accedieron por una puerta lateral a su colegio electoral en Chicago. Fueron madrugadores. Llegaron a las 7.30, hora local (14.30 en España), con la sonrisa puesta. Los miembros de las mesas electorales y los otros votantes aplaudieron y algunos sacaron fotografías.

SATISFACCION Obama, que iba bien trajeado, rellenó la papeleta, la introdujo en el escáner, estrechó la mano a los miembros de la mesa y a otros electores y, mostrando ante las cámaras la tarjeta que acreditaba su sufragio, afirmó: "He votado". Después comentó a los periodistas: "Me siento fantástico. Ha estado bien tener la oportunidad de votar junto a mis hijas. Me siento realmente muy bien".

A pesar de la tristeza por la muerte de su abuela, el pasado lunes, el candidato demócrata recibió ayer una buena noticia. El voto que emitió por internet Madelyn Dunham días antes de morir será tenido en cuenta en el escrutinio electoral en Hawái, según anunció la portavoz de Obama, Linda Douglass.

El candidato demócrata a vicepresidente, Joe Biden, llegó a su colegio electoral en una escuela de Wilmington (Delaware) a las 8.50 (14.50 en España). La cola se extendía a lo largo de casi ocho calles. Biden iba acompañado por su esposa, Jill, y su madre, Catherine, de 90 años. Votó y prefirió no hablar, aunque levantó el pulgar en un gesto que quiso demostrar su confianza en la victoria demócrata.

Igual de parco en palabras fue el presidenciable republicano, John McCain, cuando acudió poco después de las ocho de la mañana a su colegio electoral en Phoenix (Arizona), con su esposa, Cindy. No estuvo en el recinto más de cinco minutos. Lamió, para cerrarlo, el sobre en el que había introducido su papeleta y, aunque esbozó un leve gesto de salutación, hizo caso omiso a las preguntas de los periodistas. Un reportero le espetó: "Ha dormido bien esta noche?". McCain se marchó apresuradamente, sin responder.

A la que no hizo falta tirar de la lengua fue a su compañera de ticket , Sarah Palin, que votó en Wasilla (Alaska) poco después de las siete de la mañana. Iba con su marido, Todd. La aspirante a la vicepresidencia rellenó su papeleta detrás de una cortina y, tras el voto, no escatimó la charla con los periodistas.

"Es un acontecimiento histórico, gane quien gane, pero espero despertarme mañana como vicepresidenta electa", dijo. "Tenemos una visión muy optimista y confiada de lo que va a ocurrir hoy". "Estoy dispuesta a trabajar, junto al presidente electo, John McCain, con el presidente Bush, durante la transición".

A MITAD DE CAMINO A otra mujer le hubiera gustado sin duda ser una de las protagonistas de la jornada, pero se quedó a mitad de camino. Ayer, Hillary Clinton se mostró confiada en la victoria del que fue su rival para la nominación demócrata, Barack Obama, del que dijo: "Servirá bien a los estadounidenses". Bill y Hillary Clinton votaron en la localidad de Chappaqua (estado de Nueva York).

La localidad donde votaron los Clinton no fue una excepción en la tónica imperante en el país. Un funcionario de un colegio electoral señaló que a las 7.30 de la mañana había votado tanta gente como a las doce del mediodía en el 2004. Un dato que ilustraba el entusiasmo despertado por estos comicios.