Zapatero abrió el capítulo de anuncios económicos apostando en firme por la estabilidad presupuestaria, en aras, dijo, de "combinar crecimiento económico con bienestar social", que es el objetivo que proclamó para su política económica. El aspirante socialista anunció que la reforma fiscal se aprobará en el 2005 y que propiciará un sistema impositivo "próximo, sencillo, equitativo y eficaz en la recaudación". Sin embargo, ni definió el tipo máximo del IRPF, ni los tramos del impuesto, ni el mínimo exento, lo que disgustó a la oposición.

Lograr que aumente el ahorro y la productividad serán los objetivos de las decisiones económicas del equipo de Pedro Solbes. Para ello, el futuro presidente anunció que colocará "la ciencia en el centro de las prioridades" del Gobierno socialista. Un "incremento del 25%" del presupuesto en I+D+I y la extensión de la sociedad de la información contribuirán a lograrlo.

Para lograr crear empleo estable y de calidad "que ponga fin a la escandalosa precariedad", propuso un acuerdo con los agentes sociales que permita reformar la legislación laboral y rebajar la siniestralidad.

La herencia económica del PP son unas cuentas saneadas, pero a costa de los servicios públicos. El empleo precario es otro legado de Aznar.