A la hora marcada, todos los diputados ocupaban sus escaños. Más sueltos los veteranos y algo más cohibidos los 27 nuevos, por lo menos hasta que encontraron acomodo. No hubo síndrome de Madrid .

No gustó en el PSOE que los populares presentaran a Laureano León como candidato alternativo a presidir el Parlamento. Federico Suárez achacó el gesto a que "la oposición desconfía de mí, y lo entiendo, porque vengo precedido de la fama de ´hombre del aparato´, que es lo que soy en verdad, pero ya se verá que eso es una motivación más para que la Asamblea funcione de verdad".

Poca cosa más hubo para comentar entre el tropel de invitados que abarrotaban todos los rincones del hemiciclo --el viejo , el nuevo aún no está listo-- como no fuese que algunos parlamentarios se saltaron el guión en juramentos y promesas. Así, todos los diputados del PSOE prometieron --Francisco García Ramos (PSOE) se hizo un lío y prometió sobre el atril, no sobre la constitución-- a excepción de Pilar Blanco y Victoria Fernández, que juraron, y los del PP juraron, menos Javier Casado, Fernando Baselga y Tomás Martín Tamayo, que prometieron. Para cerrar, José Vázquez (PP) no dejó dudas: juró y prometió.

Mientras, los tres parlamentarios de IU agregaban a su promesa referencias a los ideales republicanos y anticapitalistas.