La metilendioximetanfetamina, conocida como éxtasis, es una droga sintética con propiedades alucinógenas de gran potencial emotivo y perturbador psicológico, con efectos similares a las anfetaminas. Aunque durante los años sesenta se utilizó con fines terapéuticos en la psiquiatría, se trata de una droga que provoca una alta adicción, es extremadamente peligrosa por sus propiedades neurotóxicas y afecta a diversas zonas del sistema nervioso central.

Su elaboración se realiza a partir de materias primas relativamente fáciles de conseguir y se presenta en forma de comprimidos, cápsulas o polvo cristalino que se disuelve en líquidos, por lo que puede ser bebida, ingerida o inyectada.

Su consumo provoca en un principio sensaciones de confianza y excitación, tras lo que aparece la hiperactividad e incremento de los pensamientos morbosos. Los efectos del estimulante se diluyen provocando trastornos psicológicos, confusión, problemas con el sueño, pérdida de memoria, fuerte deseo de consumir drogas de nuevo, depresión, violencia, ansiedad, psicosis y paranoia. Estos efectos pueden presentarse incluso varias semanas después de su consumo.

Entre los síntomas físicos que acarrea se dan hiperpnea, taquicardia, anorexia, tensión y trastornos musculares similares a los del Parkinson, bruxismo, náuseas, visión borrosa, nistagmus, desmayos, escalofríos, aumento de la frecuencia cardíaca y la tensión arterial y posibles ataques cardíacos y otros trastornos cardiocirculatorios. Esta droga puede provocar la muerte súbita.