Extremadura se ha convertido en una región pionera en el tratamiento del dolor, ya que a diferencia de otras comunidades, las unidades de Cáceres y Badajoz inciden en la formación de los médicos. Lo que pretende el Servicio Extremeño de Salud (SES) con este modelo es evitar las saturaciones que sufren otros centros que atienden todo tipo de patologías, e intentar que los médicos de Atención Primaria sepan diagnosticar este tipo de dolencias y no tengan que derivar a sus pacientes a los centros especializados.

Algunos expertos no comparten este modelo extremeño porque dicen que no son unidades multidisciplinares -- con anestesista, psicólogo, médico de cabecera --. Para el coordinador regional de extremadura, Manuel Jiménez, "algunos zonas de España, que son multidisciplinares se han bloqueado porque han empezado a recibir a pacientes con dolor de todo tipo. Nosotros no queremos eso.".

Las unidades de Cáceres y Badajoz, según destaca Jiménez, pretenden ser una "herramienta de apoyo y formación para los médicos, ya que el tratamiento del dolor es muy importante, pues más del 20% de los extremeños mayores de 50 años sufre dolor crónico". "Nuestro objetivo no es asistir cada vez a más pacientes, --añade-- porque se saturarían los centros, como ha pasado en otras regiones, sino formar a los facultativos para que cada vez se trate mejor el dolor y no sea necesario que el paciente tenga que acudir a la unidad".

BALANCE DEL PRIMER AÑO El modelo del SES organizada su actividad de tal manera que el 50% es la docencia, el 35% la asistencia médica y el 15% la investigación, según asegura Jiménez, quien además señala que durante el primer año se han cumplido "más o menos" los objetivos.

Los dos centros empezaron a funcionar en febrero del 2003 y desde entonces han pasado unos 370 pacientes y más de 600 sanitarios han hecho alguna consulta. Además, en el primer año realizaron una sesión docente en cada uno de los centros de salud de la región, unos 104; y cuatro en los hospitales. Y durante los seis primeros meses del 2004 dieron 27 sesiones en los centros y 75 en los hospitales, además de talleres y cursos específicos sobre el dolor en las facultades de Medicina, Enfermería y Terapia Ocupacional.

Las patologías que más atienden en las dos unidades son la cirugía fallida, cuando después de la operación el dolor persiste; y los problemas neuropáticos, los dolores crónicos producidos por lesiones nerviosas. En definitiva, se trata de que la Unidad del Dolor realice sólo la asistencia que no puede hacerse en los centros de salud, los dolores que necesiten un tratamiento farmacológico especial o incluso técnicas invasivas (quirúrgicas).

TRAMITES Las unidades son especializadas, en el sentido de que los pacientes no tienen acceso directo a ella, sino que deben ser remitidos por un médico. "El objetivo es que a las unidades no lleguen enfermos que no necesiten ser tratados directamente en ella, porque la mayoría de los dolores los pueden tratar los médicos de cabecera", asegura el coordinador de las dos unidades.

"El enfermo necesita cariño, apoyo y ayuda, y en las unidades te lo dan. Te ponen un tratamiento y si no va bien te lo cambia. Pero lo más importante es el trato psicológico", afirma Fidela Fernández, paciente desde hace un año de la unidad de Cáceres y presidenta de la asociación de enfermos del dolor, Acedo.

PERSONAL SANITARIO Cada una de las unidades cuentan con una plantilla propia integrada por dos médicos, tres enfermeras y personal auxiliar, pero dispone asimismo del apoyo de los servicios de Anestesia, Neurocirugía, Traumatología y Cirugía Plástica, entre otros.

De momento sólo funcionan en Cáceres y Badajozdo, pero la apertura de nuevos centros en otras localidades depende de "cómo vayan evolucionando las que ya existe y de la demanda", según Jiménez. "Si conseguimos que se trate cada vez mejor el dolor, --añade-- dentro de unos años no serán necesarias, se convertirían en consultas para pacientes específicos y destinadas más a la investigación".