"Por favor, haga algo por mi hijo". Este fue el dramático ruego al presidente de EEUU, George Bush, hecho ayer por Anecita Hudson, madre de uno de los cinco soldados capturados por Irak, cuyas imágenes, ofrecidas con cuentagotas por las televisiones del país, sumieron a sus familias en una oleada de incredulidad, preocupación y miedo ante la suerte que pueda aguardarles.

La señora Hudson, de origen filipino, se enteró de la situación de su hijo Joseph al ver sus imágenes en una cadena filipina que recibe por satélite, ya que no fueron mostradas en EEUU. Su rostro era la viva estampa de la angustia cuando declaró ante las cámaras que su hijo, mecánico de camiones, se había enrolado en el Ejército para tener acceso a una vida mejor, no para luchar. "No hago más que rezar para que los otros (militares) le saquen de allí", dijo.

EL GOBIERNO, CULPABLE

Ese mismo era el deseo de Thomas Hershberger, hermanastro de Patrick Miller, otro de los soldados en manos de Irak. "Ojalá acabemos la guerra lo más rápido posible para que vuelva a casa", declaró, sin ocultar sus dudas sobre el conflicto. "Yo creo que habría que actuar contra los terroristas, pero el Gobierno de EEUU tiene la culpa de que piensen como piensan, porque se mete en los asuntos de otras personas en los que no debería inmiscuirse", manifestó.

Más patriótica se mostró Kimberly Miller, hermana del prisionero, quien, además de subrayar que cada noche reza por él y espera que vuelva a casa, también recalcó: "Patrick es un luchador. Siempre ha estado dispuesto a dar su vida por todo el mundo y ahora la está dando por nuestro país".

Tracy Thorn, prima de Showhawna Johnson, única mujer entre los capturados, no ocultó la tristeza de su familia. "No puedo ni imaginar lo que debe estar pasando", anunció sobrecogida Tracy.