Los hombres parecen insustituibles; las mujeres, intercambiables. Al menos así parece ser en política, y si se tienen en cuenta los datos recabados en un estudio de la doctora en Filosofía Alicia Miyares sobre la presencia de las mujeres en el Congreso desde que empezó la democracia. "Entonces, al inicio de la democracia, eran pocas las mujeres congresistas, pero permanecían más tiempo porque aquellas que llegaban estaban ligadas al poder orgánico de los partidos", refleja Miyares en su estudio, recogido por El País.

Y es que las mujeres, según dicho estudio, han ido aumentando su presencia en el Congreso, las cuotas que se han impuesto algunos partidos para ello lo han propiciado, pero el baile de escaños les impide consolidar una carrera política y un liderazgo.

En la legislatura de 1989-1993 solo había 44 mujeres en el Congreso, pero el 59% de ellas repetían como diputadas. En la actualidad hay bastantes más, 126, pero siguen menos, de hecho ya solo repiten en el puesto un 37% de ellas. Para el resto es su primera legislatura, y puede que, muy probablemente, la última.

Sin embargo, en el caso de los hombres la realidad es otra. El 56% de los diputados actuales repiten por segunda o más veces. Así pues, el 60% de las mujeres solo está una legislatura en el Congreso, mientras que en el caso de sus compañeros, eso solo le ocurre al 47% de ellos. El promedio de permanencia de los diputados es de 8,1 años; el de ellas, 5,2. Eso, dice Alicia Miyares, hace buena la afirmación de que en política "los varones son insustituibles y las mujeres son intercambiables".

Otros datos del estudio de Miyares son, por ejemplo, que las mujeres de 46 a 55 años componen el grupo más numeroso entre las diputadas; que el 65% de las congresistas son licenciadas, la mayoría en Derecho, y un 19% son diplomadas; que en la actual legislatura son diputadas el 46% en las filas socialistas, el 28% en las populares y el 21% en el resto de los grupos; o que en el grupo socialista del Congreso el 8,5% de las mujeres ha repetido dos legislaturas, mientras que en el caso del PP este porcentaje es del 7,4%.

También se constata en el estudio que no siempre ocurre que las diputadas salientes abandonen la política o que vayan a puestos menores, simplemente cambian y eso no propicia la consolidación de un liderazgo. Y allá donde van han de aprender de nuevo. Es por ello que para algunas exdiputadas este continuo cambio "no es bueno para amortizar la experiencia y los conocimientos adquiridos", motivo por el que valoran positivo las cuotas que el Gobierno ha adoptado para asegurar un porcentaje de mujeres en las instituciones, pero lamentan, al mismo tiempo, que las mujeres no tengan poder para mantenerse en los cargos. Es por ellos que también consideran "necesaria la paridad tanto a la entrada como a la salida".

Una opinión generalizada es la consideración de que sería necesario abrir el debate para tratar de imponer cuotas que garanticen el mismo trato a la mujer y al hombre a la hora de renovar las listas electorales de los partidos. Ya hay mayor presencia de las mujeres en política, pero habrá que conseguir también mayor permanencia.