El sorteo de ayer engrandeció la pequeña administración de lotería número 1 de Mataró (Barcelona) cuando, hacia las 11.30 horas, los niños de San Ildefonso cantaron el tercer premio (07.494), vendido íntegramente en la capital de la comarca del Maresme. La administración Zorrilla, situada en el número 32 de la céntrica calle de la Riera, en el principal eje comercial, había distribuido 163 series del número agraciado, casi todas por ventanilla, y devuelto otras siete. El despacho repartió 81,5 millones de euros entre comercios, entidades financieras, bares, empresas y particulares. La suerte salpicó a otras poblaciones de la comarca, como Canet, Malgrat de Mar, Tordera, Sant Vicen§ de Montalt y Sant Andreu de Llavaneres.

El administrador, Lluís Morató, recibió la noticia a través de la prensa. "A los pocos segundos de cantar el premio, me llamó un medio de comunicación diciéndome que habíamos vendido todas las series, antes de que se hiciera público el municipio agraciado". Y cuando lo supo, empezó la fiesta.

DESPACHO HISTORICO "Era un número que la gente no quería porque empezaba en 0; en Mataró somos muy supersticiosos", dijo. Morató confesó ayer que no juega a la lotería, ni un solo número. ¿Por qué? "Porque la mejor lotería es tener salud para continuar trabajando", aseguró convencido. No faltó, sin embargo, el cava ni los brindis,. El golpe de suerte no cambiará al establecimiento, que funciona desde hace 54 años. "La gente continuará haciendo cola, como hasta ahora", vaticinó Morató.

Decenas de personas se agolparon rápidamente frente a la administración, hasta la que incluso se acercó más de un afortunado para poder comprobar con sus propios ojos lo que había oído por la radio o visto en televisión. "Estamos muy contentos, porque además ya llevábamos una temporada un poco aburridos", señaló la encargada de la administración, Montse Lluís.

El alcalde de Mataró, Joan Antoni Baron, mostró su satisfacción por lo repartido que había estado el premio. "Lo importante es que ha tocado a mucha gente y a la ciudad eso le viene muy bien", manifestó.

Uno de los sitios agraciados fue el bar Espiral. Mari Carmen Palomo y su marido decidieron abrir el bar como consecuencia de la fuerte crisis del textil, sector donde ella trabajaba. Mari Carmen es la que echó el ojo al número. "Dije en la administración que quería un número que empezara por 0 y acabara en 4 y he acertado", explicó rebosante de alegría. El Espiral vendió los números entre sus clientes. "Hoy nadie ha pagado el café", dijo Mari Carmen. El matrimonio planea cuatro días de viaje, unas vacaciones no previstas.