Los datos del anuario de La Caixa también revelan una sensible caída de la hostelería en la región a lo largo de los dos últimos años. De esta forma, se ha pasado de las 10.414 actividades de restauración y bares (que incluyen también a otros negocios como heladerías o quioscos) que se contabilizaban en el 2007 a las 8.235 del año pasado. Es decir, en el plazo de dos años ha cerrado uno de cada cinco locales de este tipo que había en Extremadura.

A la ya de por sí delicada situación del sector, muy afectado por la crisis económica y el enfriamiento del consumo, se sumará a partir de enero próximo la entrada en vigor de la nueva ley antitabaco, que prohibirá fumar en la práctica totalidad de los espacios cerrados, entre ellos los bares y restaurantes.

La Federación Española de Hostelería (FEHR) estima que el sector registrará una caída de sus ventas del 10% y que se perderán unos 140.000 empleos, el 10% del total, como consecuencia del endurecimiento de la legislación. El presidente de esta patronal, José María Rubio, destacó recientemente la repercusión económica que ha tenido la decisión de prohibir fumar totalmente en espacios públicos en Irlanda, Gran Bretaña y Chipre, los únicos tres países de los 27 de la Unión Europea que han adoptado esta iniciativa. Así, el 24% de los bares y el 8,7% de los restaurantes han cerrado sus puertas en Irlanda tras la aplicación de la ley, mientras que en Gran Bretaña los cierres de los pubs superaron el 7%, afirmó.

"No hay que olvidar que los restaurantes, cafeterías y bares comercializan el 30% de la producción del sector de la agricultura y la pesca y que las pérdidas tendrán un impacto importante en la actividad de sus proveedores", dijo. "La legislación va a suponer un retroceso tremendo. Va a producirse destrucción de empleo y muchos establecimientos no van a poder seguir", incide José Luis Ascarza, presidente de la Confederación Empresarial de Turismo de Extremadura (Cetex). "Esperábamos que la legislación iba a ser más benevolente y finalmente no ha sido así", dice el máximo responsable de la Cetex, que aún confía en que la ley, que ha sido remitida al Senado, dé finalmente la posibilidad a las comunidades autónomas de regular en la materia. "Es ahí donde se puede sacar algo en claro", arguye.

En algunos establecimientos el motivo de queja es doble. Se trata de aquellos que acometieron reformas para adecuarse a la anterior legislación, la del año 2005, aislando parte de su superficie para los clientes fumadores. Ascarza indica que desde Cetex "se está viendo cuántos establecimientos pueden estar en esta situación", y no se descarta que se pida algún tipo de indemnización vía judicial por las inversiones realizadas.

El presidente de la Asociación Empresarial Cacereña de Hostelería y Turismo (Aecathur), César Martín, se muestra escéptico sobre las posibilidades de éxito que tendría este tipo de acciones: "Jurídicamente, muy pocas", indica. Martín considera que en la provincia de Cáceres son pocos los bares y restaurantes que hicieron algún tipo de modificación: "La mayor parte son bares pequeños de menos de cien metros" (los que podían elegir si dejaban fumar o no), justifica. Uno de los que sí lo hizo fue la cervecería Gambrinus de Cáceres, de la que él es gerente. Allí se gastaron, explica, 24.000 euros en aislar con cristales y madera un tercio del local, además de dotar a esta zona de "punto de extracción de humos, ventilación, aire acondicionado y una barra". La barra la desmontará, el resto "ha sido una inversión a lo tonto".

También en La Parrilla de Galarza hicieron cambios en el local para adaptarse a la anterior ley. En total, invirtieron unos 3.000 euros en adecuar un espacio de 35 metros cuadrados para fumadores, fundamentalmente en tabiquería de pladur y en el sistema de extracción de humos. Adolfo Maestre, su gerente, explica que a partir de ahora convertirán este espacio "en un reservado". En cualquier caso, Maestre, que es fumador, se muestra de acuerdo con la ley: "Es el camino que hay que seguir", sostiene.