La Lotería de Navidad ha bordeado Badajoz con un cuarto y un quinto premio, pero se ha parado en Olivenza, donde deja 8 millones de euros. En la ciudad, pese a no ser mucho dinero, se vivieron momentos de ilusión, como en el restaurante Ruta del Corcho, de Valdebótoa, donde Domingo Tamudo vendió cuatro décimos de un cuarto, con el número 59.444. El último fue la noche anterior antes de cerrar.

Enseguida se corrió la voz y apareció el champán en la terraza, del restaurante, que también vende lotería y dio un premio de 10 millones de pesetas en el 2001 y otro después de 568.000 euros de la Primitiva.

Aurora, hija de José García, el vecino de Valdebótoa que compró el décimo la noche anterior, se sumó a la celebración. Son cinco de familia, sus padres y tres hermanos y aún no saben a qué destinarán el premio.

La alegría también hizo parada en la Administración Artifes, en Sinforiano Madroñero, donde Manuel Martín vendió 51 décimos por terminal de un quinto premio, dotados con 6.000 euros cada uno, así repartió 306.000 euros en total.

Se da la circunstancia de que Artifes validó hace escasas fechas un boleto de la Primitiva premiado con 1,6 millones de euros. En esta ocasión la cantidad es inferior, «pero la alegría es como si nos hubiera tocado a nosotros». Martín conoce a la mayoría de clientes agraciados y ayer varios de ellos pasaron a saludarlo y compartir la alegría.

Algunos de los agraciados con ese quinto premio fueron los trabajadores de la plantilla del restaurante Vips, situado en el centro comercial El Faro, que celebraron su contacto con la suerte al resultar agraciados con 30.000 euros correspondientes a los cinco décimos del 60.272, adquiridos en Artifes una semana antes, explica Juan Gómez, uno de los premiados.

«Teníamos cinco décimos que compramos con el dinero de las propinas». La plantilla la forman 22 trabajadores, por lo que «con los que nos quita Hacienda, cabemos a 1.090 euros cada uno».

Fue Juan quien avisó a los compañeros. «Tenía la tele puesta para ambientar el restaurante, escuché un número terminado en 2 y dije lo tenemos; hablaron del 72 y me fui a verlo porque me sonaba, estaba convencido de que los teníamos; mostraron el número completo, lo comparé y me puse a gritar, salí corriendo a la terraza y me volví loco con el billete en la mano. Vinieron los compañeros y todos saltando y llorando de alegría; fui a por champán y lo celebramos allí mismo».

Ahora llega el momento del recuento pausado, de los premios menores, las pedreas y los deseos de salud y trabajo, sin perder la ilusión para ‘El Niño’.