El Gobierno espera recortar la factura farmacéutica, que ascendió a 17.000 millones de euros en el 2009 y se lleva el 32% del gasto sanitario (el 25% en la UE), con dos nuevas medidas: reducir el precio de medicamentos no genéricos y con patente --la mayoría-- y controlar las dosis, muchas veces desproporcionadas, para la dolencia que se pretende atajar.

La repercusión de la bajada de precios anunciada dependerá del porcentaje que se fije. A los genéricos se les impuso el 30% en el paquete de medidas adoptado el pasado 26 de marzo para ahorrar 1.500 millones. Algunas fuentes apuntan que la disminución ahora rondaría el 10% y reduciría la factura en 1.000 millones, a costa de la industria y de los márgenes de los farmacéuticos.

La adecuación de las unidades de los envases y en unidosis a las necesidades del paciente es más complicada. Cuando el Partido Popular gobernaba puso en marcha un proyecto piloto para dispensar antibióticos, pero no dio el paso general ante la compleja reforma legal, que habrá que abordar. Se calcula que el ajuste llevará no menos de 6 meses y que el ahorro será de 300 millones al año.