Hoy quiero agradecerte, mi niño,

aquellos besos que tú me dabas,

me cogías con cariño las manos

y con dulzura me las besabas.

Hoy cumplimos muchos años,

de aquel bello juramento,

pues juramos siempre amarnos

aun lejos del firmamento.

Mi niño, yo te sigo amando

y siento que se me va la vida,

cuando yo te estoy hablando

y me dices que soy desconocida.

Yo seguiré en tu presente,

al dormir, sueña conmigo,

¡y al despertar! lee mi mente

y adivina qué te digo.

Fueron tantos los años,

escuchando tus latidos,

mirando tus bellos ojos

que brillan como zafiros.

¡No me dejes sola, mi niño!

que aunque ya tengamos años,

seré siempre tu memoria,

tú, la fuerza de mis manos.