Se destapan, según las agencias de información, las artimañas que se vienen realizando desde hace años, por parte del gobierno de los EE UU, sobre el espionaje realizado a países y personas de todo el mundo.

El que espía, intenta con todos los medios a su alcance obtener información secreta sobre lo que se tercie. Con este hecho, aumentará los conocimientos más íntimos sobre las personas o las materias destacadas, para su aplicación posterior y ventajosa que proceda.

Esta picaresca, que entra en el juego de los que quieren imitar a Dios o al demonio, ha existido siempre y seguirá existiendo. Las fuerzas del bien y del mal, necesitan saber con toda el ansia, dónde se encuentra la coyuntura de aquello que le reportará el control de los designios de la humanidad. Aquellos que nos la tienen todas consigo sobre los dogmas religiosos, siempre han pensado que: todo se cuece en esta insondable realidad.

El cielo y el infierno se encuentran en esta vida, y no en otras. Por lo tanto, vayan pensando quienes merecen el cielo o el infierno. Eso sí, valorando quienes han dispuesto, gracias al espionaje, hacer el bien o el mal. Peliagudo, no.