Ni el frío, ni el viento, ni el polvo han podido con ellos. El robot móvil Spirit y su gemelo Opportunity llegaron a Marte en enero del 2004 con el objetivo de explorar el planeta rojo durante tres meses, que era su vida útil estimada, pero su estancia se ha prolongado de forma tan sorprendente que ni los propios diseñadores saben cuánto más van a durar. "No tengo ni idea --afirma en una entrevista Steve Squyres (en la foto), principal responsable de la misión de la NASA--. Podrían estropearse definitivamente mañana o de aquí a tres años". Tras estos 40 meses, "varias cosas podrían acabar con los rovers, pero es algo imprevisible", asume Squyres.