Pero el comienzo de nuestro relato nos retrotrae justamente 10 años atrás. El 26 de febrero de 1983, el Congreso de los Diputados aprobó el estatuto de autonomía de Extremadura. La representación quedó fijada en 35 diputados para Badajoz y 30 para Cáceres. El grupo popular se abstuvo y UCD votó a favor de la enmienda socialista. En sus primeras declaraciones, el presidente de la Junta, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, afirmó que «Extremadura tiene hoy un estatuto en condiciones de igualdad con otras regiones de España» y dijo que este instrumento «puede hacer que a partir de ahora se oigan y participen en Extremadura todos aquellos que hasta ahora no han tenido esta oportunidad». El mandatario extremeño añadió que no podía afirmar que éste fuera un día histórico para nuestra comunidad «porque -subrayó- todavía existe en nuestra región el problema de la emigración».

El 26 de febrero la Ley Orgánica del Estatuto de Autonomía se publica en el Boletín Oficial del Estado tras haber sido aprobada por las Cortes y sancionada por el Rey. El estatuto consta de un título preliminar en el que se establece el territorio que abarca la región, la bandera, la capitalidad en Mérida y los derechos y libertades de los extremeños. El texto constaba de seis títulos más relativos a las competencias de la comunidad autónoma; organización institucional y poderes de la misma; organización judicial; régimen jurídico y control de los poderes de la comunidad autónoma, economía y hacienda; y reforma del estatuto.

El 5 de marzo, en la capilla del Parador Nacional de Turismo de Mérida quedó constituida la Asamblea Provisional de Extremadura, con 65 miembros. En el acto, Juan Carlos Rodríguez Ibarra pasó a ser el primer presidente de la autonomía. Pablo Castellano fue nombrado presidente de la asamblea provisional. El 17 de abril, más de 15.000 extremeños se dieron cita en el parque natural de Monfragüe en un día en el que la lluvia fue el mejor regalo e Ibarra plantó la encina de la autonomía.

Y es precisamente en 1984 cuando José Rodríguez, un maestro de Fuente de Cantos, compone el himno de Extremadura, cuya musicalización se encargó a Miguel del Barco, catedrático de órgano del Real Conservatorio de Música de Madrid. Decía así: Nuestras voces se alzan, nuestro cielo se llena de banderas verde, blanca y negra. Extremadura, patria de glorias. Extremadura, suelo de historia. Extremadura, tierra de encinas. Extremadura, libre camina. El aire limpio, las aguas puras, juntos gritemos: Extremadura, gritemos todos en libertad. Extremadura, tierra de paz. Extremadura, alma. Extremadura, tierra. Extremadura, de vida llena. Sin embargo, la noticia más impactante del año se produce en marzo.

Ese mes, se piden 25 millones por el rescate de de Guzmán Martín Roque, de 60 años, cuñado del alcalde de Guadalupe, secuestrado el día 2 cuando conducía su coche, que apareció más tarde con la luna delantera rota y sin rastro de su conductor. Las incógnitas continúan envolviendo este caso. El 2 de marzo, en la guantera del coche se encuentra una nota de los secuestradores pidiendo un dinero por el rescate.

El día 6 los secuestradores no aparecen. El día 14 de julio se propaga el falso rumor sobre la aparición del cuerpo sin vida del empresario. Nadie volvió a ver con vida a Guzmán Martín.