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El ocio nocturno La opinión de los hosteleros.

Movida: el debate continúa 16 años después

La falta de acuerdo en el ocio cacereño desembocó en los disturbios de octubre de 1991 en La Madrila En el año 2002, se repitieron por el mismo motivo Ahora sigue abierto el debate y no hay una s

El debate de la movida cacereña cumple 16 años y lo hace sin disturbios pero con los mismos problemas sin resolver: los horarios de apertura y cierre de los locales, y las molestias que muchos vecinos se quejan de estar sufriendo de jueves a sábado desde entonces.

El primer momento álgido de la la guerra de los horarios se inició con los disturbios que se produjeron el 12 de octubre del año 91. La delegada del Gobierno en esos momentos, Alicia Izaguirre, se enfrentó a los hosteleros de La Madrila como consecuencia del cumplimiento obligatorio del cierre de los bares a las tres de la mañana. La entonces denominada ley seca causó una batalla campal con fuertes enfrentamientos con la policía y se saldó con 28 detenidos.

Once años después se produjo un episodio similar y por las mismas fechas (7 de octubre del 2002) coincidiendo con el regreso de los universitarios. La causa, la misma: los horarios de cierre. Los hosteleros se quejaban entonces de que Extremadura tenía los horarios de cierre de los establecimientos nocturnos más limitados de todo el país, las 4.30 de la mañana. Los enfrentamientos más rigurosos con la policía se saldaron con seis detenidos, y ningún acuerdo que zanje el enfrentamiento entre empresarios y vecinos.

Cinco años después, no hay enfrentamientos ni detenidos, pero pervive el debate y la falta de acuerdo entre los implicados-afectados. Aunque todos deseen encontrar la solución al problema, esta pasa por hallar el punto de acuerdo y por sentarse a negociar. Mientras esto se produce, o como primer paso para que así sea, el ayuntamiento se ha propuesto zanjar el debate. Como primera medida ha revisado las licencias de 381 bares para "poner orden" al ocio. El análisis de estos informes --con los que pretenden estudiar la situación legal de los bares-- y de los que están recabando ahora, va acompañado de un borrador de la ordenanza municipal, que tiene carencias y no se adapta a la demanda actual según la alcaldesa. Los ocho testimonios recabados por EL PERIODICO, corroboran que el debate continúa abierto.

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