Es poco común escuchar a un joven decir que su sueño es abrir una administración de lotería, pero Silvia Cerro Cruz lo cuenta con naturalidad. Con sólo 26 años lo ha cumplido, el pasado lunes por la noche hizo la fiesta de inauguración de su despacho en Ruta de la Plata y ayer martes ya atendía a los primeros clientes. «Este es un proyecto que viene desde hace mucho tiempo», cuenta la joven, que acaba de cumplir 26 años, familiares de su padre ya se dedicaban a este negocio, «yo siempre decía que quería trabajar de esto, pero lo veía como algo inalcanzable, porque pensaba que había que invertir muchísimo dinero, no pensaba que pudiera llegar este momento», cuenta con ilusión.

Aún huele a pintura en la administración de lotería, la número 15 de Cáceres, «por eso le pusimos ‘La niña bonita’», explica Silvia Cerro, que adquirió la licencia de un pueblo de la provincia para traérsela a la ciudad de Cáceres. A la fiesta del lunes por la noche fue la propia alcaldesa cacereña, a quien pudo contar su historia, «le dije que era un proyecto que se ha llenado de mucho cariño, mucha ilusión, nos ha costado nuestro trabajo y ella me dijo que se alegraba de que hubiera apostado por Cáceres, que era muy joven y que eso es lo que queremos todos, que el comercio se levante».

La conversación se interrumpe constantemente por la llegada de clientes, como Tino, «pasaba por aquí y me ha llamado la atención, así que voy a probar, a ver si la novedad me da suerte», comenta. Igual que Julia y Cati, que aprovechan para jugar juntas a la Primitiva, «que te vaya bien y a ver si nos das algún premio», exclaman, «ojalá», responde Silvia.

Como todos los loteros, asegura que la máxima alegría que le puede deparar la administración es repartir el Gordo de la lotería de Navidad, «además mi cumpleaños es el 22 de diciembre», por lo que este hecho supondría doble celebración, «si a mí me gusta este negocio es porque pienso que estoy jugando con la ilusión de las personas, que vegan y digan ‘a ver si me ha tocado’», dice Silvia, mientras se imagina la situación.

A esta joven le queda aún por terminar con todo el papelo que supone abrir un negocio como el suyo, «y vender mucho», explica, para cubrir todos los gastos, «ahora hay que promocionarlo en los comercios para que me vendan lotería», detalla Silvia, que quiere dejar constancia de que en esa tarea le ayuda su suegro, Eugenio Quintero. En ese momento entra otro cliente, «a ver si soy rico», dice al llegar a la ventanilla, «ojalá» le desea de corazón la joven.