Cáceres a vista de pájaro, algo parecido a tocar el cielo. Una experiencia única; es respirar a pesar del calor, otear el horizonte y disfrutar de panorámicas no solo del casco antiguo, sino prácticamente de toda la ciudad. Eso debieron sentir los primeros afortunados en visitar la Torre del Horno. «Es increíble y chulísima», confesaban Palmira Ballestero, de Chinchilla de Montearagón, en Albacete, y Charo Roser, de Bilbao, turistas que pasaron por la fortaleza albarrana levantada por los Almohades en el siglo XII y que ayer abrió al turismo el Ayuntamiento de Cáceres.

«Me ha encantado la subida a la atalaya», además el casco histórico es «impresionante, monumental y cuando te adentras en él viajas a la época medieval, con damas y caballeros montados a caballo», afirmaba Óscar Hernando, de Llodio, en Álava, que es la segunda vez que visita la ciudad y esta vez quería enseñársela a su hijo. Destacaba lo bien cuidada y limpia que se encuentra y la «amabilidad y simpatía de los cacereños».

Pero como asegura un refrán popular, ‘se conquista por el estómago’. Esto le ocurría a Rebeca García, de Barcelona, que visitaba Cáceres por primera vez y descubría con su pareja la diversidad de productos que ofrece la ciudad. «La gastronomía es excelente», comentaba la viajera, enamorada del jamón de bellota y la Torta del Casar.

Sensaciones, nunca mejor dicho, a pie de torre, la del Horno, que podrá visitarse gratuitamente del 20 al 22 de agosto en tres jornadas de puertas abiertas, y con un buen anfitrión en su estreno, el concejal de Turismo, Jorge Villar. «Ha habido una acogida muy positiva por parte tanto de turistas como de cacereños. Lo que queremos es seguir poniendo en valor y hacer accesible nuevos espacios dentro de la parte antigua», señalaba el edil.

El objetivo primordial es aumentar el contenido para poder «alargar las pernoctaciones», apuntaba Villar como reto. «Queremos tratar la provincia como destino turístico, es decir, que los visitantes se queden aquí y luego se muevan por toda la región debido a la situación geográfica de la ciudad», añadía.

En su estancia en la torre, el concejal pudo hablar con portugueses, franceses y españoles de las cuatro esquinas de nuestra geografía: Cartagena, Lugo, Llodio, Córdoba, Esplugues... todos encantados con el nuevo espacio visitable. «Con los muchos grupos de turistas asiáticos no he departido. Lo pongo en mi debe», confesaba. La torre abre de martes a domingo, de 10.00 a 14.00 y de 17.30 a 20.30. Merece la pena, pero eso sí, las escaleras de acceso tienen una gran pendiente, aunque hay pasamanos, y quienes tengan problemas de movilidad, vértigo y dolencias cardíacas deben abstenerse.