La presencia de jabalíes en el entorno urbano cacereño es una asignatura pendiente para las administraciones. Son ya varias las ocasiones en que se les ha visto en manada paseando por las calles de los barrios, merodeando en los contenedores o destrozando los parques (hay zonas en las que ya ni se adecentan porque al poco vuelven a aparecer y arrasan el césped). Son habituales de Residencial Universidad, de Vistahermosa o de San Blas. Y han provocado ya algún accidente de tráfico en la ronda norte, donde a finales del mes de octubre fue hallado uno muerto en mitad de la variante, a la altura de la comandancia de la Guardia Civil. Hasta el momento no ha habido que lamentar daños a los ciudadanos, pero sí han generado situaciones de peligro, sobre todo cuando los vecinos pasean con sus perros, a los que los jabalíes se enfrentan. Los vecinos tienen miedo y han exigido por activa y por pasiva una solución.

La capital cacereña es la única de la región en la que se da esta problemática, ya que en ningún otro núcleo urbano se nota la presencia de estos animales tan cerca de las viviendas. La situación preocupa al ayuntamiento, que ha buscado distintas alternativas para reducir la población de jabalíes en la ciudad con la Consejería de Medioambiente. Tras varios estudios, la solución por la que se ha optado ha sido ampliar el permiso de caza en cotos urbanos. Así, el pasado 25 de noviembre se publicó una resolución por la que se declara la emergencia cinegética por motivos de protección del medio natural y sanidad animal en la región. En este sentido, la nueva normativa autoriza repetir manchas para las modalidades de montería, batida y gancho, exclusivamente para abatir jabalí.

Desde el ayuntamiento se aplaude la medida. «Es el resultado de las conversaciones que llevamos tiempo manteniendo con Medioambiente para intentar paliar un problema de sobrepoblación, que este año ha sido especialmente intenso por el confinamiento», afirma el alcalde, Luis Salaya, responsable también de Medioambiente. En su momento se barajó la posibilidad de colocar jaulas para atraparlos o bebederos y comederos en sus hábitats (en este caso, la Sierra de la Mosca o la Montaña) para evitar que bajaran a la ciudad en busca de comida y de agua, pero por el momento no se han puesto en marcha.

Habituados a la vida urbana

Sin embargo, los cazadores no creen que la ampliación en el permiso de caza vaya a poner freno a la presencia de jabalíes en el núcleo urbano. «Esos jabalíes ya no están en el monte, son muy urbanos y están ya habituados a estar cerca de los chalés y de las casas, donde no podemos cazar. Los animales no van a estar esperando en los cotos para ser cazados», afirma el presidente de la Federación Extremeña de Caza (Fedexcaza), José María Gallardo. «Son animales que se encuentran cómodos en la ciudad porque tienen comida, no son animales de coto sino que ya están metidos en la ciudad», insiste el representante de este colectivo.

Apunta que la solución más «efectiva y barata» sería permitir arqueros en el casco urbano para abatir a los jabalíes, como han hecho ya otras ciudades españolas con este mismo problema, como Madrid o Marbella. Se realiza de una forma totalmente controlada y causando el menor daño posible a los animales. Fedexcaza se ha ofrecido en más de una ocasión para este cometido de una forma altruista, pero el alcalde, Luis Salaya, se ha mostrado siempre en contra.