El pasado 29 de septiembre, el Consejo de Gobierno de la Junta de Extremadura puso fin a las restricciones de aforos y horarios en establecimientos públicos, que estaban en vigor desde 2020 a raíz de la declaración de la pandemia. No ha pasado un mes y los efectos son más que evidentes. El levantamiento de estas limitaciones, la caída de los contagios, así como el inicio de un nuevo curso laboral y escolar con los reencuentros de cada otoño, han disparado las relaciones sociales. Basta con echar un vistazo a la calle para comprobar que muchos ciudadanos ya hacen vida prácticamente normal, con la excepción de la mascarilla. La hostelería cacereña es testigo directo: los grupos han vuelto a los locales y se suceden las reservas para Navidad. De hecho, los negocios se han afanado en preparar menús y cenas especiales de Nochebuena, Nochevieja y Reyes.

El sector está convencido de que si la incidencia del covid continúa tan baja, la Navidad será precisamente la que marque el inicio de la «auténtica normalidad». Hace un mes que no solo acuden a mesones y restaurantes los grupos de convivencia (familiares estrechos, amigos muy cercanos, compañeros diarios de trabajo y café...), sino círculos más amplios.

«Hay ganas, es evidente. Se está recuperando la clientela, especialmente en las tres últimas semanas. Han comenzado las reservas de grupos, que estaban prácticamente paralizadas desde marzo de 2020. Se nota que la gente ha dejado muchas cosas por celebrar y siente que ya es el momento de planificar esas citas: cumpleaños, jubilaciones...», explica Nerea Blanco, gerente del restaurante Eustaquio Blanco. «Nos piden bastante información y hemos notado un cambio muy muy significativo respecto a lo que venía ocurriendo. Para la hostelería, estos eventos son fundamentales: familias, amigos, compañeros de trabajo... El abanico ya se está abriendo», revela la profesional.

«La gente ha dejado mucho por celebrar y siente que es el momento de planificar esas citas»

NEREA BLANCO - Gerente del restaurante Eustaquio Blanco

«En el Hotel Don Manuel ya tenemos más peticiones para las grandes cenas de Nochebuena y Nochevieja que otros años. La gente tiene ganas de volver a juntarse con los suyos», desvela el director, Juan Torres. La del día 24 se organizó por vez primera el año pasado (el hotel quiso ofrecer una alternativa en Nochebuena al estar los restaurantes cerrados) y se ha quedado como cita fija por su buena acogida. La razón es que algunos comienzan a cambiar esa tradición de celebrar la velada en casa, debido al exceso de trabajo y de personas que se reúnen. «En otras ciudades ya ocurre y aquí se empieza a notar», señala el director.

Pero además, el Gran Hotel Don Manuel está rematando los menús de la campaña de Navidad para empresas y grupos. «Venimos percibiendo más movimiento desde hace mes y medio, y sobre todo desde el fin de las restricciones en el interior de los locales», indica. No obstante, el establecimiento, al igual que otros muchos, seguirá la recomendación de no superar los diez comensales por mesa. «Además mantenemos la separación entre las propias mesas. Con estos aforos ya podemos aprovechar los espacios, en nuestro caso siete salones», matiza Juan Torres.

«Tenemos más peticiones que otros años para las grandes cenas de las fechas que vienen»

JUAN TORRES - Director Gran Hotel Don Manuel

De igual modo se percibe el regreso de las bodas, «no de las que estaban ya pospuestas, sino de nuevas parejas que han decidido dar el paso y hacen su reserva». Lo mismo ocurre con los bautizos, e incluso con las comuniones, «que vuelven a comunicarse casi con un año de antelación, y esa previsión había saltado por los aires con la pandemia», matiza.

Laboratorios farmacéuticos, comerciales, departamentos de instituciones y empresas... Los almuerzos de trabajo y ocio del entorno laboral también retornan a la hostelería. «Los ciudadanos se han estado reservando por miedo al covid y desde el fin de las restricciones se percibe cómo los establecimientos vamos recuperando los servicios. Vuelven las prebodas, los cumpleaños, las jubilaciones. Los locales retomamos ese tipo de eventos que habíamos perdido», explica José Parodi, titular de Mastropiero y presidente de Fexbares en Cáceres, un colectivo creado en plena pandemia para defender los derechos del sector.

LOCALES SIN TERRAZAS: «LA VUELTA A LA BARRA NOS DA LA VIDA»

Es cierto que las terrazas han sido el auténtico salvavidas de muchos locales de hostelería durante la pandemia. ¿Pero y aquéllos que tenían un espacio muy limitado para veladores, o simplemente no lo tenían? «El final de las restricciones en el interior y en las barras nos ha dado la vida», explica Miguel Ángel Martín, titular del Café Bar Vivaldi y portavoz de la asociación Acabares, que aglutina a numerosos negocios cacereños del sector.

 Miguel sólo había podido colocar siete mesas en el exterior de su local, situado en Gil Cordero. «Hay zonas más limitadas por garajes, semáforos, pasos de cebra, como esta calle...», subraya. De ellas ha dependido su establecimiento durante 18 meses. Por eso no puede ocultar su satisfacción con la supresión de las limitaciones. «Nos parece mentira que la gente pueda entrar al interior al llegar la lluvia y el tiempo más frío, organizar eventos otra vez... Se ha hecho largo y difícil, pero empezamos a ver la luz y cada fin de semana se nota que viene más público», declara.

«Comienza la recuperación, es un hecho, pero depende del tipo de establecimiento. Los locales de público joven ya tienen más afluencia, a los restaurantes les cuesta aún. En general podemos hablar de que el sector se encuentra al 65%. Ahora se está viendo qué queda y qué no de la pandemia», analiza Parodi. Una de las costumbres que probablemente pierda fuerza sean las grandes mesas de 20 y 30 comensales. «Ya no las recomendábamos antes del covid. En las mesas de ocho se puede llevar mejor una conversación», advierte.

De seguir así la tendencia, «tendremos una Navidad mucho más cercana a la realidad que siempre hemos conocido. Probablemente sean las fechas que vengan a normalizarlo todo», intuye el presidente de Fexbares. Y ello no por afán profesional. «Es una evidencia que llevamos casi un mes sin restricciones y de momento no ha sobrevenido otra ola, se palpa un cambio en la tendencia de los últimos meses». Sin embargo, los hosteleros prefieren seguir manteniéndose cautos. «Todo apunta bien pero faltan dos meses», recuerda José Parodi.

Menús, autobús… todo listo

En cada uno de los negocios consultados por este diario, la reactivación es un hecho. «Desde hace unas semanas venimos notando la recuperación de los eventos, reuniones de departamentos de empresa que llevaban dos años sin juntarse para una comida o una cena», apunta Jorge Sánchez, director del Hotel Hospes Palacio de Arenales. «De hecho, ya hemos subido a la web los menús de Nochebuena, Navidad, noche de Reyes y día de Reyes, para que los ciudadanos puedan informarse y reservar, porque se está demandando», subraya. En concreto, el día de Reyes se ha convertido en una jornada especialmente concurrida, durante la que el hotel sirve ya unos 100 cubiertos.

Asimismo, «en el puente del Pilar hemos reestructurado los menús para navidades destinados a empresas y grupos, un servicio que se completará con el traslado en autobuses entre la ciudad y el hotel para ponérselo más fácil a los ciudadanos», avanza el director.

Y es que los últimos meses han ido mejor de lo se podía esperar con la pandemia. El Hotel Palacio de Arenales ha conseguido una ocupación del 90% durante julio y agosto, una cifra «histórica» según el responsable. Septiembre y octubre también han sido buenos, y han regresado las bodas con más comensales. «Ha tenido mucho efecto que vuelva a permitirse el consumo en la barra y el baile al final de estos eventos. El año no va a acabar mal», destaca Jorge Sánchez.

«En verano hemos registrado una ocupación histórica del 90%, y el otoño va muy bien»

JORGE SÁNCHEZ - Director Hotel Hospes Palacio de Arenales

Algo similar ha ocurrido en el hotel Barceló V Centenario de Cáceres. En principio ni siquiera preveía celebrar un cotillón para recibir el nuevo año, pero el despertar de la actividad ha animado a organizar no solo la cena, sino además la fiesta de Nochevieja. «Ya tenemos reservas», desvela el director, Guillermo Antón Quizá. «El fin de las restricciones ha sido como abrir la caja de Pandora: en 20 días el aumento de la actividad se ha percibido de una forma tremenda», comenta. El hotel tiene incluso que reforzar su plantilla comercial «porque no damos abasto en cuanto a las peticiones que nos llegan».

«En los últimos veinte días, el aumento de la actividad se ha percibido de una forma tremenda»

GUILLERMO ANTÓN QUIZA - Director Hotel Barceló V Centenario

Así es. Reciben solicitudes de empresa para cenas de Navidad, «pero además ya nos están preguntando por las celebraciones de Reyes». Las bodas vuelven a contratarse con normalidad, «es decir, con tiempo, con antelación», detalla el director, muy satisfecho de esta vuelta a las rutinas diarias pese a que el Barceló se ha mantenido abierto prácticamente durante la pandemia.

En el Extremadura Hotel, que ni siquiera llegó a cerrar en marzo y abril, ya que fue declarado ‘servicio esencial’ por el Gobierno, también perciben la vuelta a la normalidad. «La gente quiere recuperar sus rutinas y ya en octubre han comenzado a preguntar por las cenas navideñas», comenta Alejandro Picardo, director del hotel.

Pero donde lo han notado de forma clara ha sido en sus sesiones de bailes de salón, que han vuelto a retomarse tras la pandemia todos los sábados de 23.00 a 2.30 horas. «Acabamos de celebrar la primera y ha tenido una gran acogida. Se trata de una iniciativa que está funcionando muy bien y demuestra que la gente comienza a perder el miedo, que nos tenía más encerrados», indica Alejandro Picardo. Por eso, el Extremadura Hotel ha planificado una cena de Nochevieja seguida de estos bailes de salón, más elegantes, de tacón, gasa y lentejuela, donde las parejas disfrutan del tango, del vals, del fox-trot y del chachachá.

La hostelería cacereña se prepara por tanto para extender manteles y descorchar champán. Las tarjetas bancarias no están para muchas alegrías por los recortes derivados de la pandemia y por el miedo que aún tienen los ciudadanos a gastar en exceso. Pero la alegría del reencuentro estirará el bolsillo y se espera una media de 25 euros por comensal. A ver si esta vez las previsiones se cumplen.