La miera o resina es un producto forestal, sostenible y natural con tal aluvión de usos en la industria química que está llamado a ser el sustituto de los derivados del petróleo. De hecho, ya supone una alternativa por el coste del ‘oro negro’, pero también por el auge que vive el mercado de las materias ecológicas. Aromas, cosméticos, gomas, colas, aceites esenciales, disolventes, pinturas, tintas y hasta chicles son algunos de los múltiples usos de la resina del pino pinaster, que tras las cuatro provincias gallegas, tiene en Cáceres su mayor masa forestal. Un enorme potencial que han comenzado a explotar, todavía tímidamente, los paraísos del pino extremeño: Las Hurdes y Sierra de Gata. Más de medio centenar de familias practican ya el resinado, que además permite sellar población al mundo rural.

La provincia aprovecha menos del 5% de su capacidad, pero ya se están poniendo las bases para crear un auténtico sector que además permita realizar en Cáceres la primera transformación industrial de la resina, esa que deja valor añadido, como los tomates en Miajadas (empleos, tierras en explotación, crecimiento de los pueblos...). Los grupos de acción local ADIC-HURDES y ADISGATA, que actúan como palancas para el desarrollo de sus respectivas comarcas, hacen de guías en el proceso mediante jornadas y cursos que registran una buena acogida. Lo gestionan a través del Grupo Operativo Resinex, que se ha fraguado como verdadero motor para el impulso de la resina en Extremadura: busca la innovación mediante herramientas, materiales y procesos que optimicen la producción.

800 / 1.000 euros limpios al mes

Solo en Gata, un municipio de apenas 1.500 habitantes, más de 30 familias ya viven de la resina. Llevan poco tiempo haciéndolo, la mayoría desde 2014, cuando se impartió el primer curso y el ayuntamiento adjudicó las primeras manchas de monte, unos 5.000 pinos por persona. Es la cantidad que se considera adecuada para poder sacar partido de esta actividad. Cada pino genera unos 3 kilos de resina al año, que las industrias pagan entre 1.00 y 1, 20 euros, lo que arroja mínimo unos 15.000 euros al año. Restándole impuestos y cuota de autónomo, los resineros sacan entre 800 y 1.000 euros limpios al mes. El precio, por la mayor demanda del mercado internacional, tiende a subir, aún poco a poco. Pero además, la gran ventaja del resinado es que puede compatibilizarse con otros aprovechamientos del bosque como madera, biomasa, recolección de frutos, caza o turismo.

USOS INDUSTRIALES:

La oleorresina que se extrae del pino se denomina miera. De su destilación se obtiene:

  • COLOFONIA: Utilizada para fabricar colas, adhesivos, papel, tintas, impermeabilizantes, chicles, fármacos, pintura, barniz, bebidas, ceras depilatorias, jabones, gomas de borrar...
  • AGUARRÁS: Empleada en fragancias, aceites esenciales, vitaminas, aromas alimentarios, disolventes, jabones, alquitranes...

El primero que comenzó a resinar en la comarca de Sierra de Gata fue Luis Mariano Martín Mesa, exalcalde de Villasbuenas de Gata, presidente de ADISGATA y propietario de la finca Los Brezales, donde él mismo y otros muchos empezaron hace siete años a practicarlo. Realmente España es el país europeo con más fabricas de resina (ninguna en Cáceres), el tercero en superficie forestal arbolada (18,3 millones de hectáreas) y uno de los que ha mantenido esta antigua labor. Pero en Extremadura se perdió en los años 60 y 70. La emigración, el uso de compuestos artificiales y la competencia internacional dejaron esta actividad relegada casi a cero en los extraordinarios pinares cacereños. Hacia 2013 comenzó un nuevo movimiento alentado por la necesidad de combatir la despoblación, por las posibilidades de la resina como recurso natural e inagotable frente al petróleo, y por sus muchas otras bondades.

"Pinofranqueado, Villasbuenas o Gata están adjudicando lotes de monte público de 5.000 árboles cada uno"

«Una de ellas es su acción frente al riesgo de incendios, tan temidos en las zonas de pinar. Ya hemos tenido casos evidentes de lo que hace el fuego con nuestros montes, que son nuestro principal recurso. De ellos dependen otros sectores como el turismo. Había que buscar soluciones y la resina ofrece más de una. Por un lado, genera empleo. Por otro, los resineros mantienen limpio el monte con su labor», explica Luis Mariano Martín. De hecho, los bosques ya se están adecuando porque los pinos en Gata están muy juntos (se destinan a la producción de madera) y en cambio necesitan unos 9 metros de distancia para que sus ramas crezcan y aumente la miera.

Luis Mariano y media docena de serragateños aprendieron en los pueblos de Salamanca donde se practica el resinado. El Centro de Formación del Medio Rural de Moraleja aportó una ayuda fundamental, la finca Los Brezales fue el epicentro de las primeras prácticas, y la Junta de Extremadura autorizó de nuevo el resinado en los pinares. El municipio de Gata ya ha sacado varias manchas a concurso y próximamente lo hará el Ayuntamiento de Villasbuenas, con tres lotes de 5.000 pinos cada una, que pretenden ser los primeros de otros futuros.

Actualmente ya hay unos 40 resineros en la comarca de Gata, donde municipios como Valverde también estudian subirse al carro. La Consejería de Agricultura de la Junta acaba de acordar que estos profesionales, a partir de cierto volumen de trabajo combinado con otras tareas del campo, puedan considerarse agricultores con todo lo que ello conlleva, «un avance muy significativo para explotar el potencial de la resina», subraya Luis Mariano Martín.

Optimismo en Las Hurdes

En Las Hurdes han comenzado más tarde, pero también existe optimismo respecto a la resina y a las posibilidades que se abren para uno de los mayores bosques de pinares de España, con 45.000 hectáreas solo en esta comarca. Recientemente se ha celebrado una mesa de encuentro del sector resinero en Caminomorisco organizada por ADIC-HURDES, con éxito de participación de profesionales de distintos puntos del país, que han querido compartir con los hurdanos los beneficios de esta práctica. Por ejemplo, el caso de Tardelcuende, un pueblo soriano de 400 habitantes abocado a cerrar su escuela en 2010: ahora tiene 20 niños gracias al medio centenar de familias dedicadas al oficio. Y es que Castilla y León es el epicentro nacional de la producción resinera, con un 95%.

«En los años 60 y 70, Las Hurdes registraba una importante actividad centrada en Horcajo. Existían incluso instalaciones municipales dedicadas a la resina, un almacén, todo lo necesario para explotarla. Pero llegó el ‘boom’ del petróleo y sus derivados. Esta materia ya no interesaba tanto y finalizó su producción», cuenta José Luis Azabal Hernández, presidente de ADIC-HURDES y alcalde de Pinofranqueado.

Desde hace unos tres años, el interés ha regresado. Ya hay algunos resineros en los montes porque los hurdanos quieren aprovechar las posibilidades de este recurso. «Hemos aprendido muchísimo en el último encuentro. Ha sido un punto importante para relanzar el oficio. Ahora ocurre justo lo contrario: el petróleo y la electricidad suben, y la resina aún se compra a precio asequible», explica José Luis Azabal. Su propio ayuntamiento, Pinofranqueado, ha sacado a concurso dos lotes de pinares públicos y próximamente sacará dos más para el mismo fin. Otros municipios como Ladrillar, Casares de las Hurdes y Caminomorisco, se han embarcando en la misma actividad: ya hay jóvenes que buscan en esta ocupación un modo de vida.

Bosques a 60 euros

Los consistorios hurdanos cobran entre 50 y 60 euros por el aprovechamiento de cada lote de 5.000 pinos, mientras que en Castilla y León ese coste sube incluso por encima de los 3.000 euros. «Ponemos un precio muy simbólico porque nuestra intención en principio es fomentar la actividad y fijar población. El primer año se obtiene menos, pero a partir del segundo pueden lograrse unos 3 kilos por pino. Además, los resineros suelen combinar esta ocupación con otras y viven del campo. Durante las pasadas jornadas, los profesionales de Castilla y León se han quedado impresionados con el potencial que tenemos», destaca José Luis Azabal.

Todo este empuje tiene el respaldo técnico de cuatro empresas especializadas en ingeniería agroforestal y medioambiental: Ambienta, Jogosa, Jardintec y Recursos Forestales. Sus sedes se encuentran en Cáceres pero trabajan por todo el país. Junto con ADISGATA y ADIC-HURDES, forman el Grupo Operativo Resinex. Estos colectivos, financiados por la Asociación Europea para la Innovación (UE), son clave para avanzar en materia de agricultura productiva y sostenible investigando nuevos aspectos. En concreto, Resinex ahonda en los procesos de planificación, extracción y recogida de la resina para optimizar las producciones.

Gestionado desde la Junta de Extremadura, este grupo operativo trabaja para toda la región, ya que además de Gata y Hurdes, hay generación de resina en Helechosa de los Montes (menor por el clima) y en áreas como Las Villuercas y Valencia de Alcántara, donde comienza a introducirse. «Nuestro objetivo es la modernización del sector resinero y su profesionalización. Formamos y asesoramos al servicultor, y tratamos de investigar nuevas técnicas que faciliten su trabajo», detalla Ángel Lucio Carrasco, de Jardintec, representante del grupo e interlocutor ante la administración.

En definitiva, Resinex funciona como una ingeniería para crear un verdadero sector en Extremadura y conseguir una industria en la región que realice la primera transformación (y a ser posible la segunda) de la resina. «De lo contrario, se pierde mucho valor», razona Ángel Lucio Carrasco. Ahora bien, para lograrlo se necesita una «masa crítica de producto» suficiente, es decir, como mínimo entre 800 y 1.000 toneladas de resina generada anualmente en Extremadura. El propio grupo operativo ya ha remitido un proyecto a Cetarsa, la gran tabaquera pública ubicada en el Campo Arañuelo, que se ha mostrado interesada en desarrollar esa posible trasformación

El beneficio sería múltiple: los resineros tendrían una planta próxima, se abarataría el transporte, y Cetarsa aprovecharía sus infraestructuras para una materia prima en auge. «Ahora, la producción extremeña se traslada a Castilla León y a Portugal», desvela Ángel Lucio. En definitiva, hay recursos, talento e ilusión. La resina puede fijar el futuro de numerosos pueblos. A ver si este tren sí para en el norte extremeño.