La autorización para la construcción en Cáceres de un aeródromo de uso restringido está pendiente de la información que la Agencia Española de Seguridad Aérea tiene que remitir al Ministerio para la Transición Ecológica para que pueda completar la declaración de impacto ambiental. El ministerio pidió información adicional a la agencia, que tiene de plazo hasta el 21 de enero. Tras cumplir este trámite todavía quedará que el ministerio publique la declaración de impacto ambiental, que será la que determinará si la ubicación propuesta para el aeródromo es adecuada o no.

Para disponer de esa información adicional solicitada por el ministerio, la agencia de seguridad aérea ha pedido informes preceptivos al organismo competente en Medio Ambiente en Extremadura, a los órganos con competencias en materia de prevención y gestión de riesgos derivados de accidentes graves o catástrofes, a la Confederación Hidrográfica del Tajo sobre la compatibilidad del proyecto con la planificación hidrológica y al órgano responsable de Patrimonio Cultural. Son todos informes sectoriales. Los dos primeros serán determinantes para que la declaración de impacto sea en sentido afirmativo o negativo.

Desde la agencia se explicó a este diario que el plazo para enviar la información al ministerio vencerá el 21 de enero, pero que el mismo podría quedar interrumpido si el ministerio requiere información adicional.

La ejecución del aeródromo detrás del hotel Palacio de Arenales va a depender de estos informes, de los que emitan los órganos con competencia en el territorio y el ministerio. Ya se cuenta con un estudio de impacto ambiental que encargó la Junta de Extremadura. La conclusión de este estudio es que en el emplazamiento elegido se podrá hacer el aeródromo, pero siempre con una serie de limitaciones, dado que en las inmediaciones hay espacios protegidos, siendo la Zona de Especial Protección de Aves Complejo Los Arenales «el espacio que, de forma indirecta, puede verse más afectado por el aeródromo propuesto», según se especifica en el estudio.

En cuanto a los efectos que la infraestructura aérea tendría en la zona durante su explotación, el estudio concluye que el impacto será compatible en su incidencia sobre el aislamiento y la fragmentación de hábitats faunísticos para especies de elevado interés. Y también determina que el impacto sobre la avifauna será moderado. En el estudio además se evalúa el riesgo de colisión de las aeronaves con la avifauna. La conclusión es que el índice de interceptaciones es de 0,7-0,8 ejemplares por hora, correspondiendo la mayor parte de los contactos de riesgo a la franja de cero a cincuenta metros de altura sobre el suelo y en un espacio de 1.200 metros desde ambas cabeceras de la pista de vuelo. Según se precisa en el estudio, el escaso volumen de operaciones aeronáuticas que tendría la infraestructura también incide en que su impacto no se considere significativo.

La declaración no pone fin al procedimiento. Una vez que se publique, el promotor, que en este caso es la Junta, debe iniciar la fase de la autorización del establecimiento. Para su puesta en funcionamiento se tendrá que requerir la autorización del Ministerio de Fomento, previo informe favorable del Ministerio de Defensa.

Además la agencia de seguridad aérea deberá realizar una inspección de la documentación administrativa y técnica para comprobar que el diseño de la instalación cumple tanto con las normas técnicas de aeródromos de uso restringido como con los requisitos ambientales. Si la comprobación es positiva, la agencia notificará al peticionario la autorización para la construcción del aeródromo. No acaban aquí las inspecciones porque una vez construido la agencia tendrá que realizar una nueva inspección para comprobar que la instalación es apta para las operaciones aéreas.

Hace ya seis años que se está con la tramitación para la construcción del aeródromo en las traseras del hotel. Se llegó a convocar un concurso para su ejecución, que incluso se adjudicó, pero en 2015 la Secretaría de Estado de Medio Ambiente tumbó el procedimiento al exigir la necesidad de una declaración de impacto ambiental más completa y no una ordinaria. Ydesde entonces se está con esta tramitación sin que aún se haya hecho algo en el terreno.

Según los datos que de la infraestructura aérea se incluyó en el proyecto inicial, estaría emplazada a unos 5 kilómetros de distancia de Cáceres y Malpartida. La pista de vuelo ocuparía un espacio de 13,7 hectáreas. La superficie total que tendría el espacio situado dentro del vallado perimetral sería de 74 hectáreas, de las que solo se ocuparían de manera permanente 24. El aeródromo se pretende destinar a operaciones relacionadas con la aviación deportiva y privada, quedando fuera las actividades comerciales para pasajeros. Uno de sus fines es la promoción de actividades comerciales y mercantiles que se apoyen en esta infraestructura. Se estima que durante su explotación se generen entre veinte y treinta empleos entre directos e indirectos.