DEL SEÑORÍO CACEREÑO A LA HOSTELERÍA DEL SIGLO XXI: EVOLUCIÓN DE UN ESPACIO PRIVILEGIADO JUNTO AL MARCO

Huerta del Conde: así se planifica el mayor centro de eventos en Cáceres

Tiene 11.000 m2 de jardines, 2.500 de residencia, capilla, piscina interior e invernadero con columnas ‘art decó’. Los propietarios de B-nomio invierten 2 millones de € para ofrecer restaurante, bodas, congresos y otros servicios

Susana Mateos y Benjamín Caballero,  en el jardín de una hectárea de la Huerta del Conde, en Cáceres.

Susana Mateos y Benjamín Caballero, en el jardín de una hectárea de la Huerta del Conde, en Cáceres. / SILVIA SANCHEZ FERNANDEZ

Once mil metros cuadrados de un jardín romántico del siglo XIX, el mayor de titularidad privada que se conserva en Cáceres, con unas 1.500 especies distintas que un jardinero mima a diario. Un espectacular invernadero de plantas tropicales con piscina climatizada, realizado en metal y cristal, de tejado traslúcido sostenido por columnas blancas de hierro y capiteles corintios, art decó, estructura que fue adquirida tras el incendio del Teatro Novedades de Madrid (1928). Una gran residencia señorial de 2.500 m² donde se reunió la élite de la sociedad local durante los años 30 para bailar, charlar y pasear sus carruajes a lo largo de la Ronda de San Francisco. Hoy, miles de cacereños transitan a diario ante la Huerta del Conde pero no sospechan las joyas que albergan sus muros. Quien accede, se queda sencillamente boquiabierto. Un potente proyecto hostelero permitirá reabrirlo ahora a toda la sociedad como el mayor centro urbano de eventos de la ciudad.

Piscina e invernadero: la estructura es del Teatro Novedades de Madrid.

Piscina e invernadero: la estructura es del Teatro Novedades de Madrid. / SILVIA SANCHEZ FERNANDEZ

De nuevo son dos empresarios cacereños, Benjamín Caballero y Susana Mateos, quienes apuestan su patrimonio por un sueño que persiguen desde hace muchos años. Fue en 1999 cuando Benjamín Caballero, entonces empleado de Torre de Sande, acudió a entregar una cena de Navidad a la familia Gutiérrez-Ulecia Vigara, inquilina de aquel paraíso. «Me quedé enamorado del lugar», revela Benjamín, que se marcharía de Cáceres para ocupar distintos cargos en cadenas hoteleras y poner en marcha nuevos negocios, hasta que en 2005 regresó a su ciudad natal y abrió junto a su pareja, Susana, el restaurante Botein, luego B-nomio, que le ha convertido en uno de los chefs más reputados.

Asesor de Bodegas Habla y Dehesa Torrecilla, donde ofrece medio centenar de bodas anuales, y responsable de otras empresas, Benjamín nunca se olvidó de la Huerta de Conde. Cada vez que le hacía una propuesta a su titular, el reconocido arquitecto José Gutiérrez-Ulecia, para poder explotar las instalaciones, este le respondía, «habla con mi viuda», en una clara alusión a que prefería no hacerlo en vida. Con el fallecimiento del propietario, la familia trasladó su domicilio habitual a otro lugar de la ciudad y finalmente el acuerdo ha sido posible. Había muchos candidatos, pero la propuesta de Benjamín y Susana les ha convencido especialmente y han suscrito un convenio por veinte años.

En esta zona se ubicará el nuevo restaurante de 1.000 metros cuadrados.

En esta zona se ubicará el nuevo restaurante de 1.000 metros cuadrados. / SILVIA SANCHEZ FERNANDEZ

No es para menos, porque el proyecto tiene un evidente atractivo. Por un lado albergará el restaurante B-nomio, que dejará su actual ubicación junto al Rodeo. La Huerta del Conde será además un centro de eventos para bodas, congresos y grandes citas. De hecho ya tiene solicitudes debido al encanto de su hectárea de jardines y de sus instalaciones, pero Benjamín y Susana quieren embarcarse antes en una serie de reformas para las que han presupuestado 2 millones de euros.

La primera fase comenzará a principios de este verano. Consistirá en habilitar una amplia zona de 1.000 m² como restaurante, con 300 m² de cocinas en un bello espacio de cristaleras y con área chill out junto al restaurante para tomar unas copas relajadas. Esto permitirá abrir B-nomio en su nuevo emplazamiento posiblemente desde el próximo mes de enero, y realizar la temporada completa de bodas en 2023.

Fachada principal de la residencia señorial hacia Ronda de San Francisco.

Fachada principal de la residencia señorial hacia Ronda de San Francisco. / SILVIA SANCHEZ FERNANDEZ

Ese primer año los banquetes se organizarán en los jardines (en una zona distinta al restaurante), que posiblemente vayan a ser siempre la ubicación más solicitada por los contrayentes, con carpa iluminada y traslúcida en caso de que se prevea mal tiempo. «Los novios tendrán una entrada muy agradable por la puerta tradicional, que se trasladó hace años unos metros pero que se mantiene intacta con sus piedras y su forja, para acceder directamente a la zona del cóctel», detalla Susana.

A fin de poder iniciar estos enlaces la próxima primavera, y evitar la propagación de ruidos al entorno, también arrancará en poco tiempo la obra de creación de un espacio interior de café concierto, destinado a música, bailes y ocio tras los distintos eventos, con capacidad para unas 350 personas. Solo esta instalación supondrá unos 600.000 €. «La reservaremos para los eventos desde primavera hasta otoño, pero en invierno también nos permitirá programar conciertos como hacen otros locales, en este sentido vamos a solicitar la licencia», indica Benjamín.

Imagen de la finca, que comenzó a adecuarse en el siglo XIX.

Imagen de la finca, que comenzó a adecuarse en el siglo XIX. / SILVIA SANCHEZ FERNANDEZ

Acabada la primera temporada, a finales de 2023 se realizará la segunda fase de obras para habilitar los salones interiores destinados también a bodas y eventos en ese espacio tan singular que es el invernadero y la piscina, y que podrá abrir una pared completa para comunicarse con el exterior. Además se pondrá a punto la antigua capilla de la parte superior, «toda en madera, espectacular», a fin de darle uso. «Estamos en manos de un buen equipo de arquitectos», afirma Benjamín Caballero.

Aún quedaría sin utilidad la vivienda del piso superior que no descartan habilitar algún día como alojamientos muy selectos. Por cierto que los jardines reforzarán su vegetación e iluminación, pese a estar bien conservados.

Cabe destacar que el restaurante se mantendrá en torno a sus plazas actuales (tiene 74) aunque exista mucho más espacio. «Vamos a conservar, priorizar e incluso potenciar nuestra filosofía de un buen servicio al comensal». Los enlaces y otros eventos sí podrán albergar a mil personas porque estarán concebidos para ello.

Un poco de historia

Comenzará así una nueva etapa para la Huerta del Conde, construida en el siglo XIX a partir de edificaciones anteriores como un antiguo molino de aceite, una casa de labor y algunas cuadras, según recoge el SIG municipal en su Inventario del Patrimonio del Marco. A mediados del siglo XIX, el titular de la huerta era Gonzalo María de Ulloa y Ortega-Montañés, IX Conde de Adanero, coleccionista de piezas de arte. Luego pasó a su hermano, el VIII Marqués de Castro Serna, diputado en Cortes y senador. Su hija Maltilde de Ulloa y Calderón, dama noble de la infanta María Luisa, se casó en 1891 con Ramón María Jordán de Urríes y Ruiz de Arana, Vizconde de Roda, y ambos dieron un impulso a este inmueble, colocando en él su blasón con las armas de ambos linajes. Más tarde fue propiedad de la familia Chacón, y finalmente se convirtió en la residencia de José Julián Gutiérrez-Ulecia (fallecido en 2021) y su esposa María del Carmen Vigara.

El edificio tiene elementos especialmente destacados como la portada de medio punto en la fachada de la ronda de San Francisco, el balcón con florones, la escalera exterior con columnas góticas y dóricas, una torre rematada por ventanales conopiales, una logia de cinco arcos de medio punto en la planta superior y un invernadero de ensueño. 

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