El Periódico Extremadura

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la restauración durará siete meses y costará 200.000 euros

Licitan la obra que atajará las humedades en la ermita del Vaquero

Las empresas tienen hasta final de mes para presentar sus ofertas. El templo está en un avanzado estado de deterioro debido a la mala conservación

Fachada de la ermita del Vaquero. Carla Graw

A concurso la obra más ambiciosa que se acometerá en la ermita del Vaquero. La restauración ya había sido anunciada hace meses por la Junta de Extremadura y tiene el objetivo de corregir las humedades de las que está aquejado el templo y que han deteriorado tanto su infraestructura como los retablos barrocos. 

Según recoge el Portal de Contratación Pública esta semana, el contrato ha salido a licitación y las empresas que estén interesadas en acometer la actuación deberán presentar sus ofertas antes del 31 de octubre. La primera mesa de contratación se celebrará el 3 de noviembre y allí se realizará una primera propuesta de adjudicación.

A partir de ahí, cuando la empresa firme el acta de replanteo, tendrá un plazo de ejecución que si se siguen las previsiones, concluirá a finales de 2023. Tal y como registra el proyecto que han elaborado los arquitectos, los dos primeros meses se ejecutarán actuaciones previas y el movimiento de tierras. En el tercero se actuará sobre la red de saneamiento, las estructuras y labores de albañilería. A partir del cuarto mes se trabajará en los revestimientos y el aislamiento. En el quinto, los alicatados y en los dos últimos, las labores de carpintería, cristaleras y pinturas. En general, consistirá en una reforma integral de todo el templo. 

En relación al presupuesto, en un principio se contempló una cantidad inferior pero finalmente ha ascendido a 200.000 euros para compensar el aumento de los precios en el sector de la construcción que está afectando en el último año a la obra pública. 

Desde hace años se ha advertido sobre el mal estado de conservación de la ermita, un extremo que ahora ha sido corroborado en el estudio de los arquitectos. En el informe que recoge el proyecto, exponen que «la ermita presenta un estado de deterioro elevado, con una patología de humedad». También destaca que las cubiertas se encuentran en mal estado y que en el interior «la mala praxis en el mantenimiento con pinturas plásticas ha provocado que haya burbujas en las paredes.  

La ermita se levantó en la calle Caleros y recibe ese nombre por su dueño, Gil Cordero, un vaquero de profesión al que en 1326 se le apareció la Virgen de Guadalupe. En 1612 el ayuntamiento compró la casa por 500 ducados y en 1660 don Juan de Carvajal y Sande encargó la obra, que se prolongó hasta ocho años.

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