Lente rebelde

Peces muertos en Arrolobos

Carlos Gil

Carlos Gil

Cuando sales de la facultad y decides casarte con el fotoperiodismo, lo haces por una simple razón: tu lente rebelde recién licenciada está convencida de que, antes o después, una foto tuya parará un Vietnam, destapará una injusticia superior o mostrará al mundo la imagen que extinguirá la desigualdad . Es todo un poco dramático, idealista y pretencioso, lo sé, pero peor sería engañarse a uno mismo.

Pues bien, la realidad es que probablemente ninguna foto tuya resuelva un problema global. Manu Brabo, uno de los grandes fotógrafos de conflicto de este país dijo en una entrevista: «mis fotos no van a parar una guerra». Y así es. Asumido esto, el pasado martes con mi compañero Gonzalo Lillo nos dirigimos al municipio de Arrolobos, donde una desgracia ecológica había sucedido. Peces muertos.

Resulta que en este lugar donde el principal atractivo es el río, y por ende la pesca, todos los años se vierten residuos que matan centenares de peces. Nunca se han tomado medidas, buscado culpables o propuesto soluciones. La cuestión es que al día siguiente -miércoles- había allí representantes de la Junta, Seprona y Agentes de Medio Ambiente. Es posible que el consejero Ignacio Higuero acudiese por una llamada directa de los vecinos a la Junta, también es posible que al Seprona lo pusieran en alerta los lugareños. Pero de lo que estoy seguro es que si alguno de estos dos agentes- claves para la resolución de este problema- tuvo dudas de si acudir o no a investigarlo, se esfumaron a primera hora de la mañana, cuando en sus respectivos despachos estaba la portada de nuestro periódico con la foto de Emilio sacando del río Hurdano un pez muerto. Este protocolo de atención al ciudadano que realizamos, en redacción cariñosamente le llamamos periodismo.